Lugar próximo a Betel fue el escenario de importantes batallas de Saúl y Jonatán contra los filisteos
El libro de 1 Samuel, en el capítulo 13 relata una curiosa batalla del ejército de Saúl contra los filisteos. Entre las dos facciones, un profundo precipicio impedía el avance de una contra la otra.
Los hombres de Israel, de un lado, se dispusieron en Geba. Los filisteos acampaban en una parte alta más allá del cañon, en Micmas, 7 kilómetros al sudeste de Betel, dándose por seguros.
Jonatán, sin que su padre lo supiese, llevó consigo su hombre de armas (una especie de escudero y guardaespaldas, un brazo derecho de guerreros destacados) y, durante la noche, descendió el desfiladero. Encontró un pasaje en una zanja profunda y subió por otra parte, por un lugar no tan guarnecido.
Jonatán seguía resuelto, pues tenía la certeza de que Dios estaba con él. Arregló con su escudero: si los filisteos de guardia, cuando nos vean en lo alto del paredón, nos dejasen que paremos, no avanzaremos. Mas si nos dijeren que subamos, entonces subiremos, los dos guerreros de Israel sabían que sería una señal de Dios y, no importaba cuantos fueran los adversarios, el Señor daría la victoria.
Sucedió que los hebreos, con miedo del numeroso ejército filisteo acampado en Micmas, se escondían en las cavernas y por el valle, fuera de los cerca de 600 acampados con Saúl en la cima del otro lado. Eso dió a los enemigos de Israel la pretensión de que la pelea estaba vencida. Los adversarios, descubriendo a los hebreos escalando la cuesta, dijeron que el príncipe y su auxiliar subieran.
Jonatán vió la señal que pidiera. Él y su compañero, valientemente mataron cerca de 20 filisteos mientras se dirigían al campamento enemigo.
Por más que estaba esa gigante hendidura, Saúl notó el revuelo entre los enemigos. Luego imaginó que algunos de los suyos avanzaron sin sus órdenes. Mandó que contaran a los soldados hebreos y descubrieran si faltaba alguno. Así que supo que eran su hijo y su escudero, reunió a los hombres y tomaron rumbo al campamento filisteo, aprovechándose de la confusión. Los israelitas escondidos también salieron de sus cuevas y fueron para la batalla.
Israel avanzó bastante, derrotando cada vez más filisteos, hasta más allá de los límites de Bet-Aven.
Micmas también aparece en la Biblia en otros fragmentos. Esdras 2:27 muestra que algunos hebreos, después de salir del cautiverio en Babilonio, retornaron a sus tierras originarias, algunos de ellos en las ciudades a la vera del cañon. Isaías cita el lugar cuando revela la profecía contra Asiria (Isaías 10:28).
Otra guerra, mismo camino
En el inicio del siglo XX, en la I Guerra Mundial, Micmas fue el escenario de otra gran batalla. Las fuerzas británicas estaban al mando del mariscal Edmund Allenby, visconde inglés que fue uno de los mayores estrategas del primer gran conflicto armado del siglo pasado – responsable por el éxito del Reino Unido en la Batalla de Megido, en 1918. El militar fue elogiado hasta por el soldado, agente secreto y escritor galés T.E. Lawrence, el famoso Lawrence de Arabia.
En Micmas los ingleses estaban presentes al enfrentar a los turcos. En cierta noche, el mayor Vivian Gilbert, importante hombre de Allenby, pensaba en una estrategia contra los otomanos acampados en la misma posición de los antiguos filisteos. Se acordó de haber visto el nombre de la ciudad en la Biblia. Encontró un ejemplar y leyó sobre el enfrentamiento de Jonatán. Decidió buscar el pasaje citado en que el hijo de Saúl y su escudero descendieron el desfiladero. Tuvieron éxito. Encontró el camino y tomó la ciudad de los turcos.
Un ejemplo más de como los relatos de la Biblia, cuando son llevados en serio, tienen mucho más sentido de lo que muchos escépticos piensan.