Todos saben que ser madre no es una tarea fácil, y que momentos felices y de tristezas serán parte de esta tarea. Un hijo no se genera solo en los 9 meses de gestación; los cuidados necesarios para prepararlo para la vida duran mucho más, y requiere empeño y amor incondicional.
Un estudio realizado por la psiquiatra infantil Joan Luby, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos), con 120 niños, demostró que los pequeños cuyas madres demostraban afecto y apoyo emocional tuvieron un área del cerebro que se desarrolló dos veces más rápido, comparado con los que cuyas madres eran más distantes y frías.
¿Usted cree en su hijo?
Ser madre es un don Divino, pero viene acompañado de la responsabilidad de educar, cuidar, demostrar afecto, dar apoyo y enseñar al niño el mejor camino a seguir.
Pero a pesar de todo el esfuerzo realizado por muchas de esas mujeres, no son pocos los hijos que, cuando crecen, se pierden ante las trampas del mundo. Debido a eso, la realidad de muchas madres no es nada alentadora. Con las noches sin dormir, días sin comer, infelices y sin ningún incentivo para vivir, ellas sufren por tener un hijo enfermo, adicto a las drogas, en la prostitución, entre tantas otras cosas malas que afligen a la juventud.
Ese fue el sufrimiento que afectó a Flávia Luciana Carvalho, de 42 años, (foto de al lado) habitante de la ciudad Jundiaí, en el interior de San Pablo, cuando supo que su hijo, Jonathan William de Moura, de 21 años, estaba involucrado con drogas.
“A los 14 años, Jonathan era un adolescente dedicado a los estudios y tenía buenas notas, pero sin al menos notar todo eso, cambió. Pasé a recibir reclamos de la dirección de la escuela, porque bajó las notas, faltaba a clases y siempre estaba involucrado en peleas. Incluso desconfiada, no creía que mi hijo podría estar involucrado con las drogas, pues siempre le aconsejé que no se acerque a los estupefacientes. Pero, infelizmente, mis palabras no fueron suficientes. De usuario pasó a proveerle drogas a otras personas, se volvió un muchacho agresivo y estaba días fuera de casa”, recuerda.
Luciana cuenta que un día recibió una llamada de un policía informando que su hijo estaba preso. A pesar de la desesperación, ella encontró fuerzas y depositó toda su fe en Dios para luchar contra aquella situación.
“Cuando vi a qué punto había llegado mi hijo, decidí dejar de luchar con mis propias fuerzas y decidí confiar en Dios, entregándole a Dios la vida de mi hijo. Comencé a orar por él juntamente con las madres del grupo Madres en Oración y aprendí a no discutir sino a ser una madre fuerte para ayudarlo. Y por medio de la fe y perseverancia hoy Jonathan es otro joven.”
Jonathan se liberó de los vicios y de la delincuencia, se convirtió en una persona amorosa y hoy lucha para que otras personas encuentren el amor y la paz que él encontró. Pero todo eso gracias a la perseverancia, la fe y al amor que la madre le dedicó, por medio de la oración.
Si usted ha pasado por problemas con sus hijos y desea que Dios cambie esa situación, participe en la oraciones realizadas por el grupo Madres en Oración, todos los domingos, en una Universal más cercana a su casa. Ingrese aquí para saber la dirección.
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