La acidez y la clásica sensación de ardor provocada por el reflujo también conocido como reflujo gastroesofágico (DRGE), es una enfermedad del sistema digestivo que se caracteriza por el retorno del contenido gástrico hacia el esófago, proceso que ocurre cuando la “válvula” o esfínter esofágico interior falla.
El alimento es masticado por la boca y, en seguida, es enviado hacia la faringe y al esófago hasta llegar al estómago. En las personas que sufren con reflujo, el alimento, que entra en contacto con el ácido producido por el propio estómago, hace el camino opuesto y entra en contacto con las paredes sensibles que revisten el esófago, causando irritación e inflamación.
El problema no debe ser ignorado, como dice el gastroenterólogo Ricardo Jureidine, profesor libre docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo (FMUSP), en Brasil, y médico del Hospital Moriah, de la misma ciudad.
Para él, cuando la persona tiene una sospecha y presenta síntomas, es importante que vaya al médico para hacerse el diagnóstico. “La evaluación siempre comienza con la endoscopía, que visualiza el área del esófago y clasifica la gravedad del reflujo. A partir de allí, se da el tratamiento. Medidas de conducta y farmacológicas resuelven el problema”, relata.
Vea a continuación cómo identificar y lidiar con este malestar. Las orientaciones fueron dadas por el doctor Ricardo Jureidine.
Síntomas
La acidez es el síntoma más común, pero no es el único. La sinusitis también puede ser uno de ellos. “A veces, el reflujo es intenso durante la noche y puede afectar a los senos nasales. Síntomas respiratorios, como tos y episodios de neumonía (debido a la aspiración nocturna), irritación en la garganta y en las cuerdas vocales también puede notarse”, explica el médico. También se pueden observar apnea del sueño, dificultad para tragar, alteración en la voz y pérdida del esmalte dental vinculado al reflujo intenso.
Diagnóstico
Los exámenes son fundamentales para que se realice el diagnóstico. La endoscopía, que evalúa los daños provocados en el recubrimiento del esófago por el ácido del propio estómago, los rayos X y la pH-metría 24 horas son los más comunes. “La pH-metría mide la acidez del esófago”, aclara el médico.
Tratamiento
Es necesario cuidar la alimentación y evitar una dieta rica en grasas. “Los alimentos ricos en grasas hacen que la musculatura se cierre más lentamente”, explica el médico. El chocolate en exceso, la comida picante, el café, las bebidas alcohólicas, las gaseosas y líquidos durante las comidas aumentan el contenido gástrico y, consecuentemente, el reflujo. Hay que prestarle atención al peso, porque la obesidad es una condición que aumenta la incidencia de la enfermedad. También existen remedios que pueden disminuir la producción de ácido del estómago y que deben ser recetados por el médico.
Falta de tratamiento
Cuando la persona no hace el tratamiento, ocurre una descamación intensa del esófago. La consecuencia es la aparición del famoso “esófago de Barrett”, cuando sucede un cambio en las células del revestimiento del propio órgano. “Es un intento de reparar una agresión de tantos años”, comenta el médico. Él aclara que esa puede convertirse en una condición premaligna. Por ese motivo, el diagnóstico y el tratamiento adecuado son tan importantes.
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