Con más de 2 mil años de existencia, los Manuscritos del Mar Muerto son diversos registros que intrigan a la comunidad internacional. Se sabe que parte de su contenido trata de registros bíblicos y de narrativas de la vida cotidiana de los judíos de aquella época. Sin embargo, existen aproximadamente 20 mil fragmentos de piezas arqueológicos que forman un gran rompecabezas, aún no descifrado.
Además de la enorme cantidad de piezas que deben juntarse para que se comprenda el contenido de los registros, hay un segundo desafío: el material se desintegra con el tiempo, haciéndose ilegible.
Fue por ese motivo que los investigadores israelitas y alemanes idealizaron la creación del Proyecto Scripta Qumranica Electrónica, con incentivo de la Fundación Alemana de Investigación (DFG).
La idea es construir un entorno virtual, ingresando a través de internet, donde los fragmentos digitalizados (de los 20 mil aún faltan 3 mil) podrán ser incrustados y analizados mediante computadoras por cualquier persona. El objetivo es que haya una gran contribución entre los internautas en un intento de descifrar lo desconocido. El plazo límite para la finalización estimado es de aquí a 5 años.
El origen del enigma
Un beduino que pastoreaba cabras en la región de Qumrán – cerca del Mar Muerto, en Israel -, no imaginaba el valor de lo que descubrió por casualidad.
Cierto día, una de sus cabras había entrado en una caverna de la región y, para espantarla de la cavidad, el joven había tirado algunas piedras en dirección del lugar. Sorprendido, oyó un tintineo de vasos de arcilla y pensó que allí podría haber un tesoro financiero escondido. Sin embargo, encontró solo los manuscritos – un verdadero tesoro histórico -, los cuales terminó vendiendo.
Se estima que los primeros manuscritos de Qumrán se encontraron aproximadamente en 1935 o 1936 y muchos otros fueron descubiertos en las cavernas de la región hasta 1956. Sin embargo, las fechas de producción son diferentes entre sí, varían del siglo 3 antes de Cristo (a. C.) y 1 después de Cristo (d. C.).
Más tarde se descubrió que entre los contenidos del material encontrado había textos sagrados de la Biblia Judía (o el Antiguo Testamento, en la Biblia cristiana). Hasta el descubrimiento de esos textos, la compilación bíblica más antigua que conocían los investigadores eran de los siglos 9 d.C y 11 d.C, nombrada “Texto Masorético” – el término “masorah”, del hebreo significa “tradición”.
*Vea a continuación: ¿Qué es el Pentateuco de la Biblia?
Por lo tanto, los Manuscritos del Mar Muerto, además de ser de la época en la que el Señor Jesús estuvo en la Tierra, también son las copias más antiguas de la Biblia.
El libro de Isaías
Uno de los pergaminos encontrados en Qumrán fue el libro de Isaías. Cuando el Señor Jesús estuvo en la Tierra, utilizó un manuscrito semejante a ese para leer el siguiente pasaje descripto en la Biblia:
“Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.” (Lucas 4:17- 21)
Sorprendentemente, cuando los Manuscritos del Mar Muerto fueron comparados con el Texto Masorético y las Escrituras actuales, toda la Palabra se mantuvo igual, mostrando la fidelidad con la que el Mensaje de Dios ha sido propagado durante los siglos.
Vea a continuación un tour interactivo por el Santuario del Libro, en el Museo de Israel, donde los fragmentos de los Manuscritos del Mar Muerto y el pergamino de Isaías (que puede ser visto en el centro) están guardados: