¡Buen día obispo!
Conversando con los pastores de los estados, ellos comenzaron a contar testimonios maravillosos de personas que fueron bendecidas cuando usted, desde Buenos Aires a toda Argentina, desafió al pueblo a hacer una prueba con la Palabra, refiriéndose al Salmo 19:7.
“La ley del SEÑOR es perfecta, que restaura el alma…”
Entre esas personas está Yanina Góngora, de la ciudad de Mar del Plata:
“Hace tres semanas volví a la Universal. Había un vacío en mí que no era llenado con nada. Las palabras del obispo Macedo vinieron a mi encuentro de tal forma que decidí abandonar las drogas, el alcohol, las malas amistades y terminar con una relación que era contraria a la voluntad de Dios.
Y en el momento en que el obispo nos llevó a probar a la Palabra de Dios, tomé la decisión de bautizarme en las aguas. Hoy soy otra Yanina.”
La señora Ester Sánchez, de 63 años, sufría con dolores desde sus 17, y cuenta:
“Llegué a la reunión con muchos dolores en la columna y en la cadera, sufría artrosis, osteoporosis y escoliosis que me impedían caminar. Casi no podía estar de pie durante la reunión. Pero en el momento en que el obispo clamó diciendo que, si Dios estaba allí, algo tenía que suceder, puse toda mi fe en esa Palabra y lo comprobé, pues todos mis dolores desaparecieron. ¡Fue algo increíble! Hoy estoy curada y muy feliz.”
En la ciudad de Río Cuarto, a más de 600 Km de distancia de Buenos Aires, María Saldivia nos cuenta:
“Hacía más de una semana que mi hija estaba en cama y no podía levantarse. Fui a los médicos, nos dieron medicamentos y nada ocurrió, la llamé antes de la reunión y estaba en la misma situación. En el momento del clamor del señor obispo, pedí por ella, y exigí una respuesta a través de la Palabra. Al término de la reunión la llamé nuevamente y ella ya estaba curada y caminando.”
Hace un mes, Fabián Darío Salas llegó a la Universal adicto al alcohol, a la marihuana, a la cocaína y al LSD. Era nervioso y agresivo. Estaba decidido a quitarse la vida cuando su madre lo encontró en las vías del tren. Pero fue ese domingo, cuando el obispo Macedo desafió a los que tuviesen fe de entregarse 100% en el Altar, que Fabián tomó la decisión más importante de su vida: entregarse a Dios y bautizarse en la aguas. Él tuvo su alma restaurada, y confirma, decidido a no ser nunca más dependiente de los vicios: “Después de esa reunión, soy un nuevo hombre, pues hice una alianza con Dios.”
Otro ejemplo es el del señor Daniel González:
“A través de la palabra dada por el obispo Macedo, comprendí que había usado mi indignación para muchas cosas, como para salir de los vicios y resolver mis problemas familiares, pero nunca la había usado para recibir el Espíritu Santo. Cuando el obispo nos invitó a probar a la Palabra, usé mi indignación y Le reclamé a Dios Su Espíritu, y en ese momento fui bautizado con el Espíritu Santo.”
Rocío Romero de la provincia de Santa Fe cuenta:
“Cuando el obispo nos invitó a colocar a la Palabra de Dios a prueba, agarré la Biblia y Le dije a Dios que, si Él me quería como Su sierva, me diese Su Espíritu en ese momento, pues está escrito que quien pide recibe. Y yo Lo recibí aquel domingo, fui bautizada con el Espíritu Santo. Fue la primera vez en tres años que salí de la iglesia con la certeza de que el Propio Dios está en mí.”
Obispo, aproximadamente 5.500 personas en el país tomaron la decisión de bautizarse en las aguas.
¡Hubo salvación!
¡Que Dios lo bendiga mucho más a usted, a la señora Ester y toda su familia!