Así como se invierte en la carrera profesional, también se debe invertir en la vida amorosa.
Imagine quedarse esperando que una empresa la encuentre, nunca conseguirá trabajo, por más profesional que sea.
Por otro lado, si actúa de esa manera en la vida amorosa, esperando en Dios, creyendo que Él le va a honrar sin que usted haga absolutamente nada, está equivocada.
Dios nunca prometió traerle un marido, es usted quien tiene que ir detrás de la bendición.
Evalúe qué mensajes ha enviado a través de su comportamiento, su forma de vestir, hábitos, amistades y posteos en la red. ¿Son en su favor o en su contra? No puede pensar que las cosas van a suceder porque sí.
Debe crear conexiones, tener buenas amistades e invertir en ellas. Una relación amorosa puede darse a partir de una amistad, por eso es buena inversión. Esa es una manera de promoverse a sí mismo, así Dios podrá honrarla. En resumen, su reputación le precede y estará mucho después de que usted se haya ido, trabaje en ella. Piense si se está perjudicando a sí misma con sus decisiones. Si es así, deje de lado lo que la perjudica e invierta en lo que la promueve.
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