A las 10:20 de la mañana, las puertas del estadio Tomás A. Ducó se abrieron para que la gente que había llegado de diferentes puntos de la Ciudad de Buenos Aires, el Conurbano y el interior de la Provincia pudieran ingresar a la gran concentración de fe y milagros organizada por la Universal.
El obispo Guaracy Santos viajó a Buenos Aires para realizar esta reunión, que fue realizada también en otros países, como Inglaterra, España, Estados Unidos y Portugal.
La reunión comenzó con el clamor de cinco hombres de Dios. Los obispos y pastores determinaron la cura de los enfermos, sea cual fuere la enfermedad que estaban sufriendo. A continuación, cientos de personas se acercaron al altar, ubicado en el centro del campo de juego, para dar su testimonio.
Gracias a la manifestación del poder de Dios, hubo gente que se levantó de la silla de ruedas, otros dejaron de usar bastones y andadores, mientras que otros afirmaron haber sido librados de quistes y dolores.
Luego, el obispo explicó: “Desde los tiempos de Jesús, el mayor engaño del diablo es hacer que la gente piense que él no existe, que los problemas de salud, familiares, económicos, sentimentales y espirituales son algo normal. La Biblia dice que ‘Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.’, (Mateo 25-28). Muchas veces han acusado a la Iglesia Universal de ser brujería disfrazada, tal y como hicieron con Jesús. Hoy usted va a saber qué es lo que está por detrás de sus problemas”.
Después de la oración, en la que cientos de personas fueron liberadas, el obispo Guaracy explicó que una persona no se libera del mal cuando los espíritus inmundos salen de su cuerpo, sino cuando el Espíritu de Dios toma posesión de su vida. Las 60.000 personas invocaron a Dios para pedir que Su Presencia los llene, renueve y fortalezca.
Finalmente, el obispo Djalma bendijo a todos los presentes, dando por finalizada la reunión.