“Dios responde siempre”
Argentina Romero se propuso formar su familia, pero lejos de tener la vida tan anhelada, los celos y los problemas económicos destruyeron su matrimonio. “Mi esposo no me dejaba trabajar porque era muy celoso. Recuerdo que perdí dos bebés, eso me traumó. Me decían que no iba a poder ser mamá, entonces todo el tiempo estaba triste y nerviosa. Los calmantes no me hacían efecto, los médicos me prescribían alplax”, cuenta.
Su vida no tenía sentido, al tiempo comenzó a trabajar, tuvo dos hijos y sufrió mucho para criarlos. “El dinero no alcanzaba y yo quería trabajar para darle lo mejor a nuestros hijos. Mi esposo trabajaba 16 horas por día y yo trabajaba 12 o 14 horas por día, no nos veíamos ni teníamos diálogo. Éramos como dos extraños, llegamos a vivir como hermanos. Ya no tenía ganas de vivir, hasta intenté suicidarme.
Después empecé con el juego, si un día no iba, me sentía mal, tenía una ansiedad tremenda. Le sacaba dinero a mi esposo para jugar, llegué a pedir prestado para jugar. Cuando regresaba a casa decía ‘mañana voy a ganar’, pero volvía a perder. Esa adicción generó deudas, al punto de perder la casa y no tener qué darle de comer a sus hijos.
En esos momentos su esposo llega a la Universal. Cuando ella lo acompaña, se da cuenta de que necesitaba dejar el juego. “Por mis problemas de salud y por los nervios, estaba completamente sacada, vivía histérica todo el tiempo, entonces le dije a mi esposo que quería acompañarlo a la iglesia. Ese domingo participé de la reunión y ya no era la misma, estaba aliviada, tranquila, con paz. Desde ese día perseveramos juntos y cambiamos de vida, no hay más nervios ni problemas de salud. Antes no tenía control cuando me ponía nerviosa, pero ahora soy una mujer diferente. Abandoné el juego y nunca más tuve esa ansiedad por jugar”.
Sacrificando en la Hoguera Santa, Argentina fortaleció su fe y logró cosas aún mayores: “Recuperé mi casa, conquisté un terreno y en la última campaña del Templo de Salomón, compramos dos autos 0 km. Cada vez que sacrifico, Dios me responde, la Hoguera Santa es la clave para todas las conquistas”.