Abraham y Sara forman uno de los matrimonios más conocidos de la Biblia, por haber vivido las promesas de Dios, pero una en particular: tener un hijo a edad muy avanzada.
En Génesis 18:10, Dios le dice a Abraham que Sara será madre. Ella, escuchando en la puerta de la tienda, dudó del Señor, porque sabía que ya era vieja para tener un hijo. Por eso Dios respondió en el versículo 14: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.”
Aún dudando, Dios la hizo madre, así como prometió, y Sara dio a luz a Isaac (Génesis 21:1-7).
Lo que sucedió
Tener un hijo cerca de los 90 años es algo posible solamente para el Señor, pero Él ya había hecho esta y muchas otras promesas antes.
En Génesis 12 Dios le hace innumerables promesas a Abraham y la primera de ellas es: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.”
En el versículo 4 del capítulo 15, Dios vuelve a hablar de descendientes, al prometer que Abraham tendrá un hijo. “Luego vino a él palabra del Señor, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará.”
Pero Sara, en la desesperación de darle hijos a Abraham, entregó su sierva Agar a su esposo para que tuviera relaciones con él (Génesis 16:1-4). Ella quedó embarazada y despreció a Sara, que no aceptó esa situación, y Abraham la dejó libre de hacer lo que quisiera con la sierva. Entonces Sara humilló a Agar y esta huyó, tuvo un encuentro con Dios, que le dijo que regresara, se humillara ante su señora y cuidase al niño, que se llamó Ismael.
Sara, Abraham y Agar
Esta historia muestra lo fiel que es Dios, independientemente de la fidelidad de cada uno. Abraham fue un hombre que siempre obedeció a Dios, hizo todo lo que Él le indicaba, pero accedió ante la actitud desesperada de Sara, en cuanto a Agar.
A pesar de eso, Sara y Abraham nunca dejaron de estar en la presencia de Dios, incluso con todas sus fallas humanas, con pensamientos de duda y actitudes que demostraron falta de fe. Ellos son ejemplo de determinación al servir al Señor, independientemente de las circunstancias a su alrededor.
Que la fe en las promesas, la insistencia en servir al Señor y en estar en Su presencia sean ejemplos para los matrimonios actuales. Nada fue capaz de separar a Sara y a Abraham de la presencia de Dios.
Piense: ¿las circunstancias han sacudido su fe?
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