La vida de Mirian Reales fue difícil desde su infancia: “Desde chica sufrí desmayos, me desmayaba de la nada. Fui al médico, pero no me encontraron nada. Era muy nerviosa, me peleaba mucho con mi familia. Me gustaba estar encerrada, prefería no salir porque tenía miedo a desmayarme, quería estar sola y no lograba relacionarme con nadie.
Tenía malestares en el estómago, vivía vomitando y sufría dolores todo el tiempo. Me llegaron a operar de la vesícula, pero después de un tiempo, los dolores volvieron.
Cuando empecé a participar de las reuniones de la Universal, me fui liberando de los dolores, del nerviosismo y de las enfermedades, todo desapareció, pero con el tiempo me aparté. Regresé porque a mi hijo le detectaron Mal de Chagas. Ya iba a empezar el tratamiento y era de por vida porque no tenía cura. Luché, usé mi fe y mi hijo fue sanado, le volvieron a hacer los estudios y salió todo negativo. También fui bendecida en lo económico, ahora tengo mi negocio. Los problemas familiares se terminaron, mi hijo está sano y yo estoy feliz”.
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