María Angélica relata el momento difícil que pasó antes de conocer la Universal. Ella cuenta cómo pudo encontrar una solución para dejar atrás su sufrimiento: “Cuando llegué a la iglesia me encontraba enferma de los riñones. Me la pasaba internada con calmantes y los tratamientos no daban resultados.
Sufría por los nervios y tenía mal carácter. En mi casa había muchas peleas y vicios.
Además, a uno de mis hijos, los médicos le habían diagnosticado urticaria gigante, taquicardia y a causa de esa enfermedad padecía secuelas en la vista. Sufría al ver a mi hijo pasando esa situación siendo tan pequeño.
Fue ahí que conocí la Universal. Empecé a luchar los días viernes tocando el Manto. Con perseverancia, logré la sanidad de mi hijo y también la mía.
Fue un cambio total, Dios restauró mi matrimonio, cambió mi carácter y ahora soy una nueva persona, estoy muy feliz”.
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