Lidia: “Sufría migrañas, eran terribles. Después de hacerme estudios, descubrieron que tenía gastritis y escoliosis múltiple. Me dolía todo el cuerpo, sentía calambres constantes en las articulaciones y se iban endureciendo, no podía moverme.
Dejé de atender a mis hijos, no cuidaba mi negocio, no podía hacer nada. Los médicos me daban calmantes, mi heladera era una farmacia. Tuve principio de úlcera por tanta medicación que ingería.
Sufría depresión e insomnio, no lograba conciliar el sueño. Empezaron las peleas fuertes con mi pareja, él se fue y me quedé sola. Yo tenía que salir adelante y mis hijos eran mi motor.
Cuando uno no encuentra la solución para su vida; los médicos ya te desahuciaron y no hay nada que la medicina pueda hacer, decís ‘¿para qué seguir?’. Yo llegué a pensar que la vida no tenía sentido.
Conocí la Iglesia haciendo zapping. Escuché los testimonios y me identifiqué. Necesitaba un cambio en mí, pero, solamente oraba con el vaso de agua. Estuve así dos años, solo miraba el programa. Mi expareja iba y venía para ver a los chicos. Un día me pre-gunta ‘¿querés que te lleve a esa Iglesia?’. Me llevó y así fue como empecé.
Estuve otros dos años escuchando porque cuestionaba, no creía. Yo no me daba cuenta, hasta que una noche lavé un acolchado pesado, lo levanté y el dolor se me había ido. Comencé a usar la fe y a la semana logré una cocina y un lavarropas nuevos, las cosas se fueron solucionando. Seguí haciendo las Cadenas y aprendiendo. Estudié, me recibí de masajista, pedicura, manicura y peluquera; ahora trabajo por mi cuenta.
De salud estoy bárbara, curada y liberada de todo, con los años que tengo, no sufro nada, desaparecieron todas las enfermedades”.
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