Los problemas de Carina comenzaron cuando apenas era una nena: “De chica sufrí mucho porque pasamos hambre y la relación entre mis padres era terrible. Íbamos a la casa de una tía para poder comer, ella vivía con un señor y él me manoseaba, después ponía plata en mi bolsillo como para pagarme el favorcito. Tenía mucho miedo de contarlo, creía que la culpa era mía. Crecí odiando porque mi familia no me cuidó.
Después de un tiempo mi papá echó de la casa a mi mamá y nos tuvimos que quedar con él y con su nueva pareja. Le dije que quería vivir con mi madre, me dio un escobazo en la cara, pero finalmente me fui”.
En la casa de su madre las cosas no estaban mejor: “Ella salía a bailar y como no había nadie para cuidarme, me llevaba a los boliches. Así conocí la noche, la droga, el alcohol y los cigarrillos. Probé cocaína, marihuana, tomaba pastillas con alcohol, éxtasis y todo lo que me dieran. La adicción me llevó a acostarme con personas por las drogas. Como no conseguía trabajo, fui a un prostíbulo, pero ni para eso servía.
Conocí a mi primer marido, pero me fue mal y él se quedó a cargo de mi hijo, se repitió la historia que había vivido en mi infancia”.
Durante varios años Carina dejó de pensar en tener un hogar hasta que conoció a su actual esposo: “Formamos una familia, pero mis adicciones seguían. Jugaba, tomaba y salía por las noches con mi nena. Amaba a mi esposo y a mi hija, pero había algo que me faltaba: me drogaba, pero después volvía a estar vacía. Estuve así durante 24 años de mi vida”.
Ella no creía posible vivir de otra manera hasta que la invitaron a la Universal: “Una señora me invitó a la Iglesia. Al principio dije que no, pero pasó el tiempo y mi marido se había quedado sin trabajo y nos estaban por desalojar. Yo me quería matar, me sentía una basura, era la última oportunidad que tenía.
El día que llegamos a la Iglesia salí con mucha paz y tranquilidad, todo cambió desde el primer momento, fue maravilloso. Muchas veces nos costó comprender que hay un Dios que nos quiere dar una vida tan plena. Pero cuando se logra, todo es transformado totalmente. Hoy estoy feliz, no tengo vicios de ningún tipo, mi matrimonio y mi familia están bendecidos, nos amamos”.
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