Cuando Dios le ordenó a Moisés que construyera el Tabernáculo en el desierto, fue específico en cuanto a los detalles de cada utensilio para que todo quedase de acuerdo a la Voluntad Divina. Entre las muchas piezas importantes del Tabernáculo, Dios mandó construir la Fuente de Bronce, cuyas dimensiones no fueron mencionadas en las Sagradas Escrituras. Estaba situada entre el Altar de Bronce y el Tabernáculo. No servía para ofrecer sacrificios sino para que el sacerdote se lavara las manos y los pies.
También hizo la Fuente de Bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del Tabernáculo de Reunión. Éxodo 38:8
Podemos notar que esa Fuente de Bronce fue hecha de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del Tabernáculo de reunión. Eran mujeres que se habían despojado de aquello que antes era un objeto de su vanidad, revelando así la importancia de estar desprendido de todo en el momento de aproximarse a Dios.
En el momento en que el sacerdote se aproximaba para lavarse en la Fuente de Bronce, contemplaba su imagen reflejada en el bronce y en el agua. Allí, él meditaba en todo lo que había hecho con sus manos y en los caminos que sus pies habían recorrido hasta entonces. Porque si tal sacerdote entrara al Santo de los Santos con su consciencia manchada por algún pecado, sin la remisión de ellos, caería muerto inmediatamente delante de la Gloria de Dios.
El Bronce en la Biblia simboliza la Justicia de Dios, o sea, Dios es Bueno, Misericordioso y Bondadoso, pero Él también es Justicia y no acepta que aquellos que están con sus vidas en el Altar estén andando en la corrupción. Por eso, el Señor advierte en Su Palabra:
Pues así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Hageo 1:5
Hoy, la Fuente de Bronce es nuestra consciencia y también nuestro corazón, pues revelan nuestra situación delante del Señor y el brillo de la Justicia de Dios en nuestras vidas, así como el bronce pulido reflejaba la imagen del sacerdote.
A fin de cuentas, un día, todos estaremos delante de Él y tendremos la imagen de nuestra consciencia reflejada delante de la Justicia de Su Gloria.
Siempre en el Altar.
Colaboró: Obispo Oliveira