Un estudio de la Universidad de Tel Aviv analizó, a través de computadoras, alrededor de cien cartas escritas con tinta en cerámica – conocidas como óstracos (foto al lado). Esas cartas fueron halladas hace décadas en una excavación en la Fortaleza de Arad, cerca del Mar Muerto, y son de aproximadamente 600 años antes de Cristo, período del Primer Templo.
El contenido de los mensajes se refería a movimientos de las tropas y el registro de los gastos para la comida, como por ejemplo, solicitudes de provisiones del ejército de Judá – en una época un poco antes de que los reinos de Judá y Jerusalén sean destruidos por el rey de Babilonia, Nabucodonosor. El destinatario de los escritos era Eliasib, responsable del stock de la Fortaleza de Arad, que contaba con una quinta parte de hectárea del área, y abrigaba aproximadamente a 30 soldados. Uno de los mensajes solicita que Eliasib proporcione harina de trigo, vino y aceite – eran anotaciones cotidianas.
Para uno de los líderes del proyecto, el profesor Israel Finkelstein, el análisis sorprende, porque revela una curiosidad: el gran dominio de la escritura entre la población de Israel en esa época. Antes de eso, se pensaba que la lectura y la escritura no eran muy difundidas. Ese es uno de los principales argumentos para que los investigadores también creyeran que la primera compilación bíblica más cercana de la que conocemos hoy, haya sido redactada en esa época.
Sin embargo, los principales estudios arqueológicos comprueban que la Biblia, sin importar el período en el cual haya sido compilada la primera versión, se mantuvo fiel en su reproducción a través de los siglos.
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