La mezuzá es un símbolo importante de la fe judaica, bastante respetado en Israel. Es una caja tubular de madera, vidrio o metal, que mide entre 7 y 10 centímetros, con un pequeño pedazo de pergamino, y se fija en el marco de las puertas.
La costumbre de enroscar el pergamino e introducirlo en este recipiente con una pequeña abertura en la parte superior, tiene como fin proteger lo que está escrito en él.
El nombre mezuzá es originario de un mandamiento de la Torah (texto principal del judaísmo), que describe sobre la fijación del objeto, determinando dos pasajes del Antiguo Testamento, en forma de oración, que deben constar en él (Deuteronomio 6:4-9 y 11:13-21).
El instrumento sagrado debe ser adherido sobre el lado derecho de la puerta según se entra. Se pone en un leve ángulo con la parte superior de la mezuzá apuntando hacia adentro del cuarto y la parte inferior apuntando hacia el exterior de cada dependencia del hogar, sinagoga o establecimiento judío como recuerdo del Dios Altísimo.
Para ello, el marco se debe medir y dividir en tres. La parte inferior de la mezuzá se debe colocar en la parte inferior de la tercer parte superior. En la mayoría de los hogares, las puertas tienen aproximadamente 2 metros de alto. Por lo tanto, la parte inferior de la mezuzá no debe ser más bajo que 1.30 m del piso.
Es común que los judíos besen el objeto, como un gesto de reverencia cada vez que pasan por la puerta. De esa forma, ellos se acuerdan de las oraciones que están dentro del pergamino y de los principios del judaísmo que contiene.
Algunos judíos también tocan el objeto con la punta de los dedos, cuando salen, y repiten la siguiente oración: “Que Dios proteja mi salida y mi entrada, ¡ahora y para siempre!”