Gastón comenzó con las adicciones a los 12 años, primero el cigarrillo y poco a poco comenzó a quedar atrapado en el mundo de las drogas. “Lamentablemente desde chiquito me involucraba con la calle, eso hizo que mi entorno sea de delincuencia y vicios. Probaba de todo creyendo que yo tenía el control, pero no fue así.
Me sentía diferente, me olvidaba de mis problemas, de las situaciones difíciles que había vivido, los problemas familiares, la falta de mi padre, de mi madre, la miseria. Con las drogas uno se empieza a olvidar del sufrimiento que vivió”, cuenta él.
Al tiempo él comenzó a consumir cocaína, mezclas de pastillas y eso lo hacía vivir perdido. “Hubo algo que me marcó mucho cuando tenía 13 años. Estaba tomando pastillas con mate con un amigo y vino uno de los chicos que se juntaba con nosotros con un arma y jalando poxiran. Nos apuntaba y decía que iba a matar a mi amigo, él disparó y le dio a mi amigo en las costillas. Forcejeamos para quitarle el arma, pero me apuntó a mí, cuando estaba por dispararme en el estómago, mi amigo que estaba de rodillas, desangrándose, se mueve hacia mí y la bala le da en el cuello. Fue muy fuerte, él se me murió en los brazos, eso me afectó mucho y comencé a consumir más y a ir a robar con un arma, no me importaba nada.
Eso me llevó a enfrentarme en tiroteos, varias veces fui baleado. Recorrí distintos institutos de menores, pero salía cada vez más agresivo, no me ayudaba en nada”, relata.
Cada vez que iba a un instituto de menores planeaba un robo mayor. A los 15 años robaba camiones de empresas reconocidas, no le importaba nada y pasaba noches y días enteros consumiendo. Con el tiempo, a pesar de haber estado en muchos institutos de menores, cuando cumplió la mayoría de edad, se dañaba cada vez más.
“Cuando nadie me veía, pensaba en que estaba destruyendo mi vida, poniéndome en riesgo a cada rato por exponerme tanto, por pensar que tenía el control. Esto me llevó a estar detenido en distintos penales. Mi vida estuvo en riesgo muchas veces. Mucha de la gente querida, personas que se criaron conmigo, murieron. No tuvieron tiempo de poder hallar una solución. Yo toqué fondo con la pasta base, caí muy bajo, había formado mi familia, pero ya no me importaban ellos ni mi propia vida. Fumaba pasta base las 24 horas, no me importaba si ellos tenían comida o pañales. Vivía nervioso, no me importaba nada. Sabía que les estaba haciendo falta como padre y como marido, pero la adicción era más fuerte”.
Cuando él conoció el Tratamiento dejó atrás veinte años de adicciones. “Hoy puedo decir que recuperé mi vida, tengo sueños, proyectos, felicidad. Valoro a mi familia y soy feliz sin vicios. Mis familiares ven un antes y un después, recomiendo participar del Tratamiento porque otra vida es posible”, afirma.
Participe usted también de la reunión del Tratamiento definitivo para la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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