“Formé un hogar, tuve hijos, pero cómo iba a sostener un hogar estando en los vicios. Cuando mi hijo menor estaba enfermo, fui a la farmacia a comprar un medicamente, al regresar a casa encuentro a un compañero que me ofrece una dosis, intenté resistirme, mi mente decía que no lo hiciera, pero mi organismo quería que lo hiciera.
Fueron seis meses en la calle después de ese momento con el medicamento de mi hijo en el bolsillo. Todos los días después de estar drogado tomaba el medicamento en mis manos y lloraba. Lloraba porque quería estar con mi hijo, quería llevarle el medicamento, pero mi cuerpo solo exigía droga día y noche. Para un padre no es nada fácil saber que quizás su hijo puede morir y que en su bolsillo él tiene la medicina que lo puede sanar.
Así como ese, hubo otros momentos que me marcaron, como cuando llegué al barrio Las Cruces en Bogotá y fui a un antro, un lugar donde solo entran drogadictos, prostitutas y delincuentes, en ese lugar encuentro a mi madre perdida en los vicios. No quería quedarme allí, pero mientras ella se prostituía, la esperaba porque era ella quien me daba dinero para comprar droga, me regalaba dinero.
Otro momento que marcó mi vida, jamás olvidaré eso, fue cuando estábamos con mi madre en una habitación consumiendo droga y ella me dijo que quería más y ya no había. Entonces ella se desesperó, me dijo que me fuera a la calle, que hiciera lo que sea, que robe, lo que sea, pero que ella quería más droga. Recuerdo que salí con dos puñales en mis manos, lloraba, pero tenía que hacerlo. Agarré a tres personas que iban caminando, empujé a la del medio y agarré a las otras dos y les puse un puñal en el cuello a cada una. Le dije a la persona que había empujado que busque todo lo que ellos tenían en los bolsillos y que lo colocara en mis bolsillos, si no lo hacía, los mataba. En ese momento lo hubiera hecho porque lo único que quería era complacer a mi madre…
Acompañe la historia de un hombre que sabe el camino para salir definitivamente del vicio, continúa en la próxima edición.
Vea más de la historia en estas notas:
*“Llegué a drogarme con mi propia madre”
*La fuerza del vicio lo dominaba
*”Mi cuerpo necesitaba droga noche y día”
*“Me había convertido en un monstruo”
“Soy otra persona, hay cura para los vicios”
Más resultados de la cura de los vicios
Gastón empezó a consumir drogas a los 12 años, usaba pegamento, pastillas, marihuana, cocaína y paco. Lo que provocó que empezara a consumir fueron los problemas familiares.
“A los 12 años fui detenido por robo y con el tiempo las cosas empeoraron, consumía más, robaba cada vez cosas más grandes, incluso estuve involucrado en tiroteos, en peleas, mi vida era un calvario. Recibí disparos en mi pierna, en mi cuerpo. Los vicios solo le provocaron destrucción a mi familia y a mí. Ellos pasaron por momentos terribles por mi culpa”, confiesa.
Pero gracias a Dios encontró una salida: “Empecé el tratamiento de la Cura de los Vicios y hace siete meses que no consumo más gracias a Dios”.
Todos los domingos a las 15 h se demuestra el poder de Dios a través de estos desafíos. Si usted sufre por un vicio o tiene un familiar que no logra salir de una adicción, participe en Av. Corrientes 4070, Almagro, y descubra que los vicios tienen cura.
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