Estaba perdido en el vicio, pensaba que no había salida, entonces me invitaron a la Universal y comencé a participar de las reuniones poco a poco. No abandoné el vicio de la noche a la mañana, fue un proceso. Cuando llegaba a la casa de mis familiares, se burlaban de mí. No creían que yo fuera a cambiar. En los lugares que frecuentaba, donde consumía drogas, se burlaban de mí, decían que un adicto jamás puede dejar los vicios.
Recuerdo que la última vez que consumí drogas dije que no quería más y fui a la iglesia. Llegué al Altar, doblé mis rodillas, en 1998, e hice un voto con Dios. Le dije que a partir de ese momento no iba a dejar de luchar hasta convertirme en un hombre diferente, en un hombre de Dios.
En las reuniones escuché que cuando venía el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, y llenaba a la persona, el espíritu del vicio nunca más podía entrar en ella. Así nunca más entró el vicio en mi organismo. Hoy estoy felizmente casado, tengo una esposa a la que amo mucho, ella me complementa y me siento un hombre realizado.
Ahora mis hermanas ya no son más prostitutas, ya no consumen. Mi hermana menor tiene su esposo y un hijo; mi hermana mayor abandonó la prostitución y las drogas; mis primas ya no son prostitutas; mi tía, mi tío y mis primos abandonaron los vicios. Para los psicólogos, psiquiatras y para la medicina el vicio es una enfermedad incurable y fatal. Yo soy prueba de que el vicio tiene cura, soy una muestra viviente de que sí hay cura para los vicios.
Vea más de la historia en estas notas:
*“Llegué a drogarme con mi propia madre”
*La fuerza del vicio lo dominaba
*”Mi cuerpo necesitaba droga noche y día”
*“Me había convertido en un monstruo”
“Soy otra persona, hay cura para los vicios”
Logró dejar la cocaína
Hilda Geramisieg era adicta a una gran variedad de drogas. “Comencé a fumar marihuana con un grupo de amigos, ellos también consumían otras drogas, ahí conocí la cocaína. Eso me creó una adicción. Una vez que fui adicta a la cocaína empecé a querer consumir de todo. Me volví adicta a cualquier cosa que me provocara los mismos efectos”, recuerda.
Los vicios la llevaron a vivir en la calle, donde empezó a delinquir para conseguir dinero y así seguir consumiendo. “La única idea que tenía en mente era conseguir dinero para poder drogarme. No me interesaba comprarme ropa, ni comer, absolutamente nada. Estaba muy mal. Tomaba, fumaba, llegué a pesar 46 kilos, por eso quise suicidarme tomando pastillas con alcohol, pero no funcionó”, confiesa esta mujer que estuvo viviendo así durante cinco años, hasta que conoció la Universal y encontró la salida para sus problemas.
“Empecé a cambiar interiormente y volví a tener ganas de vivir. Logré verme como una persona que podía lograr lo que se propusiera. Así pude ser libre de los vicios y a partir de ese momento comencé una nueva vida. Estoy contenta conmigo misma, tengo una familia feliz, abrí mi negocio y ya no paso necesidades. Ahora soy feliz, no necesito nada para estimularme”, asegura con un brillo en sus ojos.
Si usted sufre por un vicio o tiene un familiar que no logra salir de una adicción, participe este domingo a las 15h en Av. Corrientes 4070, Almagro, y descubra que los vicios tienen cura.
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