Nosotras como hijas, tenemos derechos y deberes con nuestros padres biológicos. Hoy en día, muchos hijos están dejando eso de lado.
Nuestro día a día como hija, siempre es respetar a nuestros padres, darles atención, cuidarlos, llamarlos para saber cómo están o si necesitan algo y muchas otras cosas. Pero nosotras también tenemos que ser así y mucho más en la parte espiritual, eso es si somos hijas de Dios.
Siempre tenemos que ser espirituales con las cosas, hacer siempre todo lo mejor y bien hecho. Y ejercitar siempre en esos puntos: creer en el Señor Jesús (creer que todo saldrá bien), dejar el pecado, (tener buenos ojos en todo y con todos), ser testimonio del Señor Jesús (dar buenos ejemplos) ser guiadas por el Espíritu Santo (estar siempre en Su dependencia) imitar a Dios, vivir en la pureza, etc.
Eso tiene que formar parte de nuestro cotidiano, pues si somos hijas tenemos que obedecer y es eso lo que Dios espera de Sus hijos, que andemos de acuerdo con Su voluntad.
Sé que para muchas hijas eso puede ser difícil, pero si existe un querer dentro de cada una de nosotras en que seamos mejores, entonces el Espíritu Santo nos capacita dándonos fuerzas y valentía para lograr alcanzar esos puntos. Pero si somos verdaderas hijas eso no será un peso sino una cosa natural, pues nuestro objetivo es agradar a Dios en todos los aspectos.
Entonces amigas, vamos a siempre practicar esos puntos, tengo la seguridad de que siempre podemos ser mejores para todos, y principalmente para Dios.
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