Carolina Ronchi descubrió que la única forma de tener una vida plena era buscar a Dios: “A los 16 me fui de mi casa con mi pareja, el primer tiempo estuvimos bien, pero él me engañaba, yo sabía y no aceptaba tener que separarme, temía quedarme sola con mi hijo.
En ese tiempo, empecé a involucrarme con los espíritus pero no me daba resultado. Cada vez las cosas estaban peor. Finalmente me separé porque habíamos empezado a agredirnos físicamente. Un día estuve a punto de suicidarme, la segunda vez, una mujer me sacó de delante del tren y la tercera, justo encontré a una amiga de mi hermana, así que no lo hice.
Mi hermana me invitaba a la Universal pero yo no quería saber nada. Sin embargo, cuando comencé a participar de las reuniones, de no dormir y fumar mucho, pasé a dormir toda la noche y con el tiempo, me liberé de todo.
Perseveré en las reuniones, estaba más tranquila. Dios me sorprendió dándome un compañero, me casé nuevamente y hoy tengo la familia que siempre quise. Lo más importante es que tuve un encuentro con Dios y cambió todo”.
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