Tamara asegura que vivía nerviosa y estresada debido a los vicios en los que había incurrido. “Todo comenzó como una diversión, me gustaban mucho las fiestas, las noches, y así fue como empecé a consumir alcohol. Para mí, no había celebración sin las bebidas”, recuerda.
“Con el tiempo, también conocí la marihuana”, señala y agrega: “Lo que comenzó como diversión se convirtió en algo cotidiano. No podía comenzar un día sin fumar. Si no lo hacía, no podía trabajar, el día empezaba mal o me estresaba más de lo habitual. Mi estado de ánimo dependía de si fumaba o no. Por eso, no era capaz de ver otra salida que seguir fumando”.
“Llegué al punto de perder la vergüenza, ya no me escondía para consumir. En ese estado llegaba a la casa de mis padres”, reconoce Tamara, lamentando esos días. Debido a eso, su familia le decía que dejara de lado lo que le hacía daño. Sin embargo, le resultaba imposible hacerlo con sus propias fuerzas. Al respecto, señala: “Dentro de mí había un interés de cambiar de vida, pero no tomaba una decisión firme”.
“Hasta que empecé a participar de la reunión Los Vicios tienen Cura y fui libre del consumo”, asegura Tamara, quien vio cómo era posible escribir una nueva historia.
Hoy su vida es diferente y ella celebra la transformación que obtuvo al asistir con frecuencia a las reuniones y usar su fe. “Ya no dependo de los vicios, todo eso quedó en el pasado. En la actualidad, soy una joven emprendedora, Dios me abrió las puertas y me dio visión para poder tener mi negocio propio. Ahora mi vida está completamente renovada, soy una persona distinta, llena del Espíritu Santo y que busca ayudar a los demás para que también logren ser libres de las adicciones”, puntualiza.