Johnny Durand: “Yo veía a mis familiares sufrir por los vicios y la violencia, eso me arruinó la vida, no éramos una familia. Mi papá tuvo un accidente y con el tiempo quedó paralítico.
La depresión empezó cuando yo era chico, crecí así, pensaba en el suicidio. A los 12 años empecé a tomar alcohol, quería probar qué se sentía y fumaba tres atados de cigarrillos por día. La depresión es una enfermedad que va de a poco y te metés cada más en los vicios.
No podía conseguir trabajo, estaba enfermo y mi mente me anulaba. No podía estar parado ni sentado, de madrugada gritaba por el dolor que sentía. Por fuera, parecía que andaba bien, pero por dentro estaba destruido. Pensaba ‘matate, así solucionás tu problema’. Un día, intenté hacerlo: tenía un vaso de vidrio en la mano y en un ataque de rabia, lo rompí; quería cortarme, terminar con todo.
Me peleé con mi pareja, me vi deprimido, metido en las adicciones y sin trabajo. Llegué a la Universal por la invitación de un amigo. Noté que él había cambiado. En el momento no creí, pero buscaba una salida y no tenía nada que perder.
Tomaba una tableta de pastillas por día, todo por la depresión, para poder levantarme y ahora no las necesito. Cuando asumí un compromiso con Dios, usé la fe y mi vida cambió. Superé la depresión, me casé y soy feliz. Me curé, dejé el alcohol y prosperé. Conozco mi valor y sé hasta donde puedo llegar. Si Dios no me hubiera transformado, no estaría vivo”.
Quizás, muchas veces pensó que la depresión y usted son uno. No se resigne a que sea su compañera de vida, necesita alejarse porque, en realidad, es su enemiga. La depresión usa sus emociones, pensamientos y recuerdos para atacarlo.
Participe este viernes a las 12 h en el Templo de la Fe, Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a usted. Haga clic aquí y vea las direcciones de la iglesia.
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