En 1989, mi padre entró a la Iglesia Universal con un arma en la cintura. Él quería matar al pastor que me había hecho un “lavado cerebral”. En ese momento él no entendía que gracias a aquel “lavado cerebral”, yo había dejado el deseo de morir y había logrado perdonarlo por haber traicionado a mi madre.
Pero mi padre no estaba listo para oírme ni a mí, ni al pastor. Sordo y ciego, sus oídos y ojos solo oían y veían las fake news que promovían todo tipo de mentiras y odio contra el Obispo Edir Macedo y la Iglesia Universal.
Hoy, mi padre es miembro de esa iglesia, ama y respeta al Obispo Macedo. Pero a causa de las calumnias y de las noticias falsas promovidas por los medios prejuiciosos, nuestra historia podría haber acabado trágicamente.
Es por eso que él, yo y todos los que un día fuimos victimas de fake news insistimos – bajo el riesgo de parecer aburridos – que todos vean la película Nada que Perder – la historia real de Edir Macedo.
Hágase a sí mismo ese favor. Vaya al cine este fin de semana y compruébelo. Si ya fue, lleve a un amigo. No hay arma más poderosa contra la mentira que la verdad.