Rodolfo Masiero hoy disfruta de una vida completa, recobró la vista, su matrimonio fue restaurado y alcanzó la estabilidad económica que tanto necesitaba.
“Antes del Sinaí era un fracasado, mi matrimonio se había perdido, la empresa también. Tuve un noviazgo muy bueno, pero en la luna de miel comenzamos a pelear y terminamos separándonos. Vivíamos en la misma casa de común acuerdo, pero no nos hablábamos. Cada uno hacía su vida.
Yo tenía una empresa que se fundió. El sufrimiento era cada vez mayor porque comenzaron a aparecer enfermedades. Mi esposa sufrió una parálisis en sus piernas, yo tuve problemas en las piernas, eritemas nudosos, tenía problemas en el hígado, hepatomegalia, enzimas hepáticas elevadas, sobrecarga en el ventrículo derecho del corazón, dolores de cabeza constantes y episodios de fiebre.
Después me da una enfermedad que me hace perder la vista. Mientras tanto las peleas eran tremendas, ella era una persona irreconocible para mí”, cuenta Rodolfo.
Los problemas aumentaban, la violencia se instaló en su familia, ella intentó quitarle la vida a Rodolfo. En ese tiempo él se queda ciego y no encuentra solución para su patología. “Decidí acceder a la invitación de participar de una de las reuniones de la Universal. Los primeros diez días en que participé de las reuniones noté un cambio muy grande en mi interior. Comencé a dormir, desaparecieron los dolores de cabeza y las enfermedades. Me sentía completamente sano, mi carácter había cambiado, estaba mucho más tranquilo.
Cuando llegó la Hoguera Santa del Monte Sinaí, quería liberarme de esa esclavitud y vi que era mi oportunidad. Nosotros obedecimos, sacrificamos, subimos el Sinaí y bajamos con la certeza de que Dios iba a cambiar nuestra vida.
En la primera Hoguera Santa sacrifiqué todos mis ingresos, vi un resultado y en la siguiente sacrifiqué dos vehículos porque había conocido el poder de Dios. En la última Hoguera Santa mi sacrificio fue un terreno”, explica Rodolfo.
Después de haber presentado su sacrificio ellos notaron como su situación se recomponía. “Hoy en día tenemos paz, el matrimonio fue restaurado, Dios hizo todo nuevo. Desarrollamos emprendimientos inmobiliarios, tenemos 17 locales comerciales en alquiler, una casa de comidas, un restaurant, oficinas para alquilar, conquistamos dos camionetas 0 km. Tenemos nuestra casa propia, la hemos remodelado, estamos en constante crecimiento porque enfrentamos los desafíos sabiendo cual es el secreto para vencer. Hoy me siento plenamente realizado”, afirma sonriendo.
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