¡Miércoles de Estudio Bíblico en la Sede Nacional de Buenos Aires, Argentina!
porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los que cumplen la ley, esos serán justificados. Romanos 2:13
La ley de Dios exige obediencia, sacrificio y confianza.
Muchos no cumplen con la ley porque creen que hacerlo es imposible, pero esto oculta la falta de disposición de aprender a obedecer a Dios.
Cuando asumimos nuestra fe y la colocamos en práctica, somos justificados por Dios.
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción. Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas. Mateo 7:24-29
Cualquiera que oye y obedecer puede tener acceso a una transformación de vida.
Todos estamos sujetos a problemas, pero nuestra reacción define el desenlace de todo.
Nuestras reacciones siempre dependerán del lugar en el que edifiquemos nuestra vida. Y nuestra vida podemos edificarla en Dios poniendo en práctica Su Palabra.
Podemos hablar con autoridad como Jesús únicamente cuando practicamos lo que está escrito.