Tenemos la costumbre de siempre evaluar lo que hicimos y dejamos de hacer, los aciertos y errores. Pero la verdad es una: lo que paso queda atrás y no podemos regresar el tiempo; lo que si podemos hacer es mirar hacia delante. ¿Por que para muchas personas, entra año, sale año, y todo sigue igual? No hay cambio, innovación, crecimiento o mejoras.
Esto sucede cuando la persona no quiere tomar se el trabajo de pensar. “¿Pensar?” Si, pues es más fácil decir a nosotros mismos: “Mi matrimonio está muy bien, nos amamos, mejor imposible”, “ah, esto genial, siempre fui así, todo el mundo sabe como soy y a los que no le gusten, paciencia”, “mi vida espiritual está bien, yo oro y leo la Biblia, me siento bien”, “cuando la obra de Dios, puedo decir que cumplo con mis obligaciones”, etc.
Esta sensación de bienestar hace que usted se acomode y piense que no necesita o no puede mejorar más. Usted queda satisfecho con su vida, que a sus ojos es razonable, pero la pregunta es: ¿No podría estar mejor?
Su matrimonio, vida espiritual, servicio en la obra de Dios están bien, pero si usted mira con atención, siempre hay aspectos para perfeccionar; esto es innovar, crecer, avanzar y no estar estacionado. Entonces no pensemos que todo está perfecto, o que nosotros somos perfectos; se que Dios no exige esto de nosotros, pero la verdad es una: quien no avanza retrocede.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante. Filipenses 3:13