Cuando la mujer pasa los 50 años de edad, puede sufrir de osteoporosis. De acuerdo con cifras internacionales, se estima que una de cada tres mujeres y uno de cada doce hombres de más de 50 años tienen esta patología.
“En los huesos existe un mecanismo de permanente construcción y destrucción o remoción que provee equilibrio, manteniendo la estructura normal del esqueleto. De la construcción y/o conservación de la estructura ósea normal se ocupan un conjunto de células que se denominan osteoblastos, y de la destrucción se ocupan otras células, que se llaman osteoclastos.
Todos estos elementos se mantienen en perfecto equilibrio para conservar el hueso en condiciones de normalidad. Los osteoblastos son los encargados de la construcción de una malla de tejido proteico sobre la que se deposita el calcio en forma de una sal de dureza tan marcada que se la suele llamar a su vez, la estructura proteica depende–como todo el metabolismo proteico– de la calidad de la alimentación del individuo, y en el caso particular del hueso, de la actividad de ciertas hormonas que actúan directa o indirectamente sobre la construcción de la malla o matriz ósea.
Estas hormonas son principalmente las hormonas sexuales: la testosterona en el hombre y los estrógenos en la mujer, siendo estos últimos los que contribuyen directamente en el mantenimiento del metabolismo óseo femenino, que debe su inestabilidad, en gran medida, a la variabilidad de la secreción estrogénica durante las distintas etapas de la vida. Esto es particularmente visible en la osteoporosis, que suele producirse a partir de la menopausia o en sus vecindades y que predomina en el sexo femenino porque la actividad estrogénica cae más bruscamente en la mujer que la androgénica en el hombre, y por eso la matriz ósea o malla de proteína se hace más rala, es decir, el calcio tiene menos estructura sobre la cual depositarse”, explica el doctor Carlos González Botana.
Tres pasos para prevenir
Para mantener los huesos fuertes hay tres cosas que toda mujer debe hacer. En primer lugar, ingerir calcio (entre 1200 y 1400 mg diarios) a través de verduras como las espinacas, la cebolla, la acelga y el brócoli. Por el lado de las legumbres, los garbanzos y las lentejas son una buena fuente de calcio, al igual que las frutas secas como nueces, avellanas y pistachos.
Los lácteos son alimentos ricos en calcio por excelencia. En el mercado se pueden encontrar yogures específicamente reforzados con calcio. En segundo lugar, la actividad física. La función muscular estimula el crecimiento óseo. Cuando la persona se ejercita exige al hueso y esto provoca un aumento en la densidad del hueso. Siempre es necesario consultar al kinesiólogo antes de iniciar cualquier rutina de ejercicios.
Por último, se recomienda tomar sol. Cuando está expuesta a los rayos solares, la piel “fabrica” vitamina D, indispensable en la absorción de calcio. Siempre antes de las 11 y después de las 16, se puede exponerse al sol entre 15 y 20 minutos en verano y de 30 a 40 en invierno.
¿Qué pasa cuando ya es tarde?
La endocrinóloga María Tamborenea, presidenta de la Sociedad Argentina de Osteoporosis, explica que hay desde reemplazo hormonal con estrógenos y con o sin progesterona en mujeres con menopausia temprana o precoz, hasta moduladores selectivos del receptor estrogénico -raloxifeno-, que se demostró eficaz en la prevención y tratamiento del mal y se administra diariamente por vía oral.
Los bifosfonatos, que inhiben la remisión ósea con diferente potencia, son tal vez el grupo de drogas de mayor uso por su efectividad, variedad en las vías de administración y precio.
En la Argentina, están disponibles las formulaciones que se toman oralmente de forma semanal o mensual. Para los pacientes con intolerancia digestiva existen bifosfonatos por vía endovenosa de aplicación trimestral o anual. Un medicamento de desarrollo francés al que se le adjudica la doble acción de fomentar la formación ósea y disminuir su pérdida es el ralenato de estroncio. De toma diaria por boca, tiene muy buena tolerancia. Por último, denosumab es la droga más reciente, que se aplica en forma subcutánea, cada 6 meses.
Sin embargo, hay otra salida. Olga García tenía osteoporosis y antes de llegar a la Universal no caminaba debido a una mala praxis en la pierna. Los problemas de salud desencadenaron otros problemas, principalmente en lo económico, pues no podía trabajar y los ingresos de su esposo no alcanzaban para cubrir todos los gastos.
Esto dio lugar a las peleas y a las agresiones verbales. Se sumaban también los problemas de índole espiritual ya que Olga escuchaba voces y tenía mucho miedo. “Recuerdo que vivía encerrada en mi casa”, dice ella.
En esos momentos recibió un ejemplar de El Universal y se acercó a la iglesia. Al participar de las reuniones aprendió a usar su fe y fue curada de la osteoporosis. Su salud fue restaurada, fue libre de todo lo que la afectaba y económicamente salió adelante. “Gracias a Dios tengo una nueva vida”.
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