La historia de la viuda de Sarepta comienza con el cuidado, por parte de Dios, de la vida de Elías. Era una época de sequías y supervivencia (1 Reyes 17:1), pero el profeta puede vivir del sustento que viene del Señor (1 Reyes 17:2-6). El tiempo pasó, el arroyo que le daba agua a Elías se secó y, en ese momento, Dios le ordena que vaya a Sarepta, para recibir ayuda de una viuda (1 Reyes 17:8-9).
Su nombre no es citado en la Biblia, pero nos dejó un ejemplo de obediencia y humildad. Ella vivía con un hijo y tenía comida apenas para los dos. Después de usar eso, morirían.
Aun en esas condiciones, la viuda obedeció a Elías y cocinó una pequeña torta con el poco aceite y harina que tenía. Puso su fe a prueba, creyendo en la Palabra del profeta (1 Reyes 17:12-16). De esta forma, dio lugar para que sucediera un milagro en su vida.
Lo más impresionante es que se abrió a creer en un Dios que no conocía. Se permitió confiar en la única chance que tendría para ayudar a alguien, aunque eso le acarreara muerte a su casa. Pero sucedió exactamente lo contrario, porque Elías, la viuda y su hijo comieron durante muchos días.
Dios suple todas las necesidades
¿Cuántas veces pasamos por situaciones difíciles y andamos con el corazón cerrado – a causa de tantas preocupaciones – e incapaz de ver la situación de la persona que está a nuestro lado. Elías también tenía hambre, y la viuda tenía poco para su propio sustento y el de su hijo. Pero Dios la usó para sustentar a su profeta y, así, sustentó a todos. Esta es la prueba de que el Señor se preocupa por nuestros problemas.
Después de este hecho, el hijo de la viuda se enfermó y murió. Ella llegó a cuestionar el servicio de Elías (1 Reyes 17:18). Pero el Señor estaba poniendo su fe a prueba nuevamente. El profeta tomó al niño y clamó a Dios hasta que recibió la vida nuevamente (1 Reyes 17:19-22). Cuando Elías entregó al niño vivo en los brazos de la madre, ella lo reconoció como un hombre de Dios verdadero (1 Reyes 17:23-24).
Ahora piense: ¿cuántas cosas malas sucedieron? La sequía, el hambre, la muerte. ¿Cuántas cosas nos rodean diariamente como las dudas, la violencia, la falta de amor, de comprensión y las necesidades?, en fin… Todo puede llevarnos a no creer. Sin embargo, la fe es algo inexplicable, y sólo vive el milagro quien tiene el coraje de poner la fe en práctica.
Dios demostró que, en verdad, se ocupaba de ellos. Envió a Elías a un lugar donde todos tenían sustento y resucitó al único hijo de una mujer que ya no tenía la presencia del marido. La viuda de Sarepta es un ejemplo del que no podemos dejar de confiar nunca; debemos confiar más allá de las circunstancias que nos rodean. Porque aun sin ver una solución, llegará de una manera sorprendente. Basta con solo creer.
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