Aprendé cómo formar parte de una generación de hombres fuertes, que actúa de forma inteligente para tener éxito
Aunque muchos no lo reconozcan, los hombres, de forma general, viven una crisis bastante seria. Algunos no son valientes para buscar lo que quieren o ni siquiera saben lo que quieren, lo que es aún peor. La inercia es su estado de espíritu más frecuente y la duda de cómo deben actuar delante de la vida es algo constante. Claro que, si lo analizamos en profundidad, ya no tenemos hombres vistiendo armaduras para comenzar un duelo por sus causas. Las batallas evidentemente son otras, pero no podemos ignorar que hay ciertas características masculinas positivas que hacen que el hombre sea quien siempre fue.
Actualmente, vemos una generación de hombres débiles, pero Dios hizo al hombre para que fuera fuerte a su manera. La mujer tiene su fuerza, que es diferente, pero la fuerza del hombre está siendo extraída, la masculinidad está siendo quitada, condenada, y esto muchas veces termina en un hombre que no es respetado ni admirado por su mujer.
Aun peor es cuando este hombre decide comparar su vida con la de otros que están en un nivel social, económico y cultural mejor, y se siente débil. Él no entiende que la persona que está allá arriba, generalmente, no cayó en la cima de la montaña, sino que tuvo que escalar y gemir para llegar a donde llegó. Sin embargo, a causa del mundo ansioso, que promete lo difícil por medio de las facilidades, las personas compran la idea de que es posible alcanzar el éxito sin esforzarse. ¿Cuál es el resultado de esto? Personas frustradas, que desisten fácilmente por haberlo intentado cinco minutos sin obtener resultados.
Como dijo cierta vez Charles Chaplin, un conocido comediante de películas del siglo pasado, nadie cosecha en tierra ajena: “La peor ambición del ser humano es desear cosechar los frutos de algo que nunca tuvo la valentía o la capacidad de sembrar”. Para saber cómo cambiar esta situación, es necesario entender el siguiente fragmento bíblico, de la parábola de los talentos:
“Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’”, Mateo 25:23.
Muchas veces, el Señor Jesús nos da poco para ver cómo lidiamos con eso y para ver si puede confiarnos más. ¿No hacemos lo mismo con nuestros hijos? ¿No hacemos lo mismo con nuestros empleados? Dios quiere que tratemos la vida de esta manera, para que no nos quedemos mirando ni deseando lo que tiene la persona que está más arriba. Por este motivo, no debemos guiarnos por la sociedad, sino por la Palabra de Dios.