“Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.” (Mateo 9:16-17)
¿Se ha permitido darse la oportunidad de empezar de nuevo y dejar de insistir en algo que salió mal y que sin duda lo llevará a incesantes repeticiones sin ningún éxito?
Jesús no nos quiere por la mitad, llenos de dudas e incertidumbres. Él no nos quiere remendar, sino darnos nuevas vestiduras, después de todo, cuando tenemos nuestras vidas transformadas por la Palabra, existe la necesidad de dejar atrás completamente todo lo viejo. No debemos convivir con las confianzas del pasado. Para que esto suceda, basta simplemente confiar y dar su vida para Dios.
Gracias a ese nuevo camino, ya no habrá más espacio para trastornos ni aflicciones. Por eso no permita que su vida tenga algunos “arreglos”, no acepte vivir con medias verdades, intentando ser una mejor persona.
Sea alguien en la fe y crea. Quien tiene la confianza en el Señor Jesús y hace de Él su guía, no tiene ningún tipo de miedo. Debe tener convicción y sabiduría para creer legítimamente. Es necesario que exista una entrega total, de cuerpo, de alma y de espíritu.
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