Todo lo que hacemos en las reuniones es importante, la oración, los diezmos, pero el momento más importante de la reunión es el de la Palabra. ¿Por qué? Porque cuando uno escucha la Palabra, la entiende y la pone en práctica, la vida cambia.
Por eso es importante que usted, si acompaña la Palabra con su celular, lo ponga en modo avión, para que nada distraiga su atención. El diablo no quiere que usted comprenda la Palabra de Dios. La iglesia es el lugar propicio para escuchar la Palabra, y nada puede distraer su atención, nada es más importante que Dios, y usted no puede cortarle a Dios para atender a otra persona. La Palabra de Dios hace la diferencia en nuestra vida.
La Palabra de Dios es muy fuerte, no es suave, porque es para cambiar su vida, no es que sea agresiva, es fuerte, ¡nos da duro! “Y conoceréis la Verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). La Palabra atraviesa el corazón y el alma cuando la persona la entiende y la practica. Preste mucha atención y dese cuanta de lo importante que es la Palabra de Dios:
“Os escribo a vosotros, hijos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por Su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis a Aquel que ha sido desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os he escrito a vosotros, niños, porque conocéis al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque conocéis al que ha sido desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno”. 1 Juan 2:12-14
Juan les habla a hijos, padres, jóvenes, niños, a toda clase de personas, él nos está hablando a todos nosotros.
“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo”. 1 Juan 2:15
¿Por qué? ¿Por qué él nos amonesta? ¿Por qué nos dice que no amemos al mundo ni a las cosas que están en él? Porque hay personas que aman al mundo. Esa es la realidad. Está escrito que estamos en el mundo pero no debemos amar al mundo. ¿Y qué es amar al mundo? ¿Qué hay en el mundo?
“Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”. 1 Juan 2:15-16
“… la pasión de la carne…” Es lo que más hay en el mundo, las personas quieren vivir lo que la carne pide. Por eso la vida del cristiano debe ser sacrificio, no es como predican algunas iglesias sobre que no debemos sacrificar. Debemos negarnos a lo que pide nuestra carne, al adulterio, a la pornografía, a los chismes, a los malos ojos. Son pasiones de la carne que no provienen del Padre sino del mundo. ¿Cómo alguien que es cristiano puede amar al mundo?
Hay personas que viven con un pie dentro de la iglesia y el otro pie en el mundo. No se debe ser así, los dos pies tienen que andar juntos. Esas personas, sean miembros o pastores, esposas, obispos, en la iglesia parecen una oveja, pero cuando salen se visten de lobo. Tienen deseos de ser como los del mundo.
Los del mundo deberían desear ser como nosotros, porque tenemos paz, hay muchos famosos llenos de dinero que no tiene paz, no tiene familia, se han casado cinco o seis veces y no lo logran. El mundo proporciona plata, fama, pero la paz, el hogar y la familia Le pertenecen a Dios. ¿Hasta cuándo esas personas van a continuar así? Hasta que comprendan esta Palabra.
“… la pasión de los ojos…” Las personas comen con los ojos. Tenemos que pedirle a Dios que cuide nuestros ojos. “Ojos que no ven corazón que no siente”. Las tiendas colocan productos con muchas luces y colores para que los deseemos con los ojos y los compremos, aunque no los necesitemos. A veces alguien mira y codicia con los ojos y cambia a su esposa o a su marido, y luego se da cuenta de que lo que codició no era tan así.
“… la arrogancia de la vida…” Otra cosa que hay en el mundo es arrogancia, vanidad, las personas del mundo buscan aplausos, pero los cristianos no, porque su objetivo es llegar a vivir en la Nueva Jerusalén a los pies de su Señor y Salvador.
“Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2: 17
El mundo pasa y también sus pasiones, todo en la vida pasa. “El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Uno nace, crece, envejece y se va. ¿Sí o no? Es cuestión de pensar.
Retroceda en su vida unos años atrás y vea… ¿cómo era? Un jugador de fútbol vive su momento de fama y pasa, un cantante también. Muchos cuando eran más jóvenes tenían una hermosa cabellera y ahora se miran al espejo y tienen el cabello “ondulado” (un cabello de un lado y uno del otro lado).
Es lo que está escrito en la Biblia, el mundo pasa y, a veces, las personas cambian la gloria de Dios por las pasiones del mundo. Nadie está hecho de hierro, somos de carne y hueso y las cosas van pasando.
Nosotros somos raros, la gente dice: “Ustedes son raros, son diferentes”, porque nosotros estamos en el mundo pero no somos de este mundo. Nos llaman “bobos” por no tener nuestros pies en el mundo donde hay falsedad, dicen que somos tontos porque vivimos en el mundo espiritual donde hay fidelidad, bondad, fe, compasión.
Es difícil para alguien joven no amar al mundo. El diablo tentó a Jesús en el desierto para que lo adorara y Él le respondió que se fuera, ¡porque Él solo adoraba a Dios! Usted tiene que escoger. Pruebe caminar con un pie en Jesús y otro en el mundo.
No se puede. Es todo o nada. Y no es ser fanático, sino vivir una vida correcta, honesta, limpia, ser mujer de un solo marido y marido de una sola mujer, que sus palabras sean sí o no. ¿Eso es malo? No. Pero para el mundo lo correcto es incorrecto. El Señor Jesús dijo: “Y seréis odiados de todos por causa de Mi nombre…” (Mateo 10:22).
El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. ¿Quién quiere la vida eterna? ¡Haga la voluntad de Dios! ¿Hay que sacrificar? Sí, todos los días. “… a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra… y cualquiera que te obligue a ir un kilómetro, ve con él dos… amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen…” (Mateo 5: 38,44).
No es fácil ser cristiano, porque la gente quiere amar al mundo donde hay maldad, cada vez menos respeto por los mayores, robos, traición, infidelidad… ¿cómo voy a amar al mundo si en el mundo solo hay porquerías?
A la gente tenemos que ganarla para Dios con nuestro testimonio, exhalando el perfume de Jesús, muchos llegan a la iglesia a través de nuestro testimonio. Y muchos no llegan si damos un mal testimonio.
Recuerde, todo pasa, no sea como aquel que hace de todo por tener mucha plata y no se da cuenta de que todo queda por ahí. Busque conquistar la vida eterna, será vida seguida de vida, no habrá muerte. La Palabra de Dios se está cumpliendo punto por punto. Esta Tierra va a prenderse fuego, y ya empezó. El cuerpo envejece y muere, pero el alma no.
Usted debe escoger, este mundo o el mundo espiritual. Nuestro mundo es el mundo espiritual. Si usted dice: “Yo estoy amando al mundo”, es que el amor de Dios no está en usted. Tiene que cambiar. No se puede servir a dos señores, no se puede servir a Dios y a Mamón, ¡no se puede servir a Dios y al mundo!
Si usted está en esta situación, amando al mundo, tiene la oportunidad de cambiar de lado y amar a su Señor, e invertir en su alma que es eterna. Muchos se burlan de nuestra fe, pero no se preocupe “El que ríe último ríe mejor”.
Todo esto no es una opinión mía, sino lo que está escrito en la Palabra de Dios, por eso el diablo no quiere que usted lea la Biblia, porque él sabe que, si usted la lee, ¡va a cambiar de lado!
Piense en eso.
Dios le bendiga.