El matrimonio de Lidia Barros y Néstor Iniesta era un desastre, al poco tiempo de casados empezaron a tener problemas económicos, lo cual provocó peleas y agresiones. No podían sentarse a dialogar, siempre había un motivo para discutir. Cuando estaba con su esposo no lo soportaba, siendo que se habían casado para ser felices.
“Mi casa era un caos, mi esposo y yo fumábamos mucho, los fines de semana él se juntaba con los amigos y volvía tomado, entonces me agredía o empezaban las discusiones. Yo me ponía muy nerviosa y le pegaba o le tiraba lo que tenía cerca. No soportaba verlo así, no soportaba que tomara tanto. Recuerdo que nos agredíamos los dos física y verbalmente. Nos ponía tristes que nuestras hijas vieran las peleas entre nosotros. Todo el tiempo eran testigos de las discusiones, los gritos, los insultos. No era feliz, ninguno lo era.
Conocí la Universal a través de una invitación que me hizo mi hermana, comencé a participar los días domingo y fui cambiando. Mi esposo vio ese cambio en mí y decidió acompañarme. Hicimos las cadenas por la familia, luchamos juntos en los propósitos y en la Hoguera Santa y mi familia fue transformada. Hoy gracias a Dios puedo decir que la historia de mi vida se transformó. Mi esposo, que era nervioso y violento, cambió y yo también cambié. Mi familia fue transformada, hoy somos felices porque nuestro matrimonio está bendecido, podemos dialogar, conquistamos y proyectamos juntos, es maravilloso”.
Ellos concurren a la Universal en Av. H. Yrigoyen 4310, Lanús
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