Hugo tenía vicios de alcohol, marihuana, cocaína, pasta base, paco, LSD, éxtasis y ketamina. «Empecé a consumir a los 16 y lo hice durante 20 años. Las adiciones me habían alejado de mi familia, afectó a mi trabajo y arruinó mi vida. No era feliz», señala.
Él recuerda: «Si bien vivía solo y ganaba bien, no llegaba a la mitad del mes porque gastaba todo el dinero en drogas y fiestas. Mi madre sufría y me invitaba a asistir a la Iglesia Universal, pero yo no quería saber nada porque escuchaba los rumores que decían que no era una iglesia verdadera».
Pero un día decidió probar. «Ya no podía seguir viviendo así, quería dejar las drogas. Cuando fui por primera vez, Le dije a Dios: “Si estás acá, mostrámelo porque no creo”. En ese momento fui libre de los vicios. Salí de allí, fui a un cumpleaños y no pude fumar ni un cigarrillo, ni beber un trago de alcohol. Nunca más consumí. Ya pasaron 8 años», explica.
La vida de Hugo cambió por completo. Él asegura: «Soy feliz, Dios me devolvió la vida y me dio una esposa. Además, ayudo a otros a que salgan de los vicios, porque sé que hay una salida. Sería muy egoísta si, sabiendo que hay una solución, no lo cuento».
UNA ESPERANZA PARA EL ADICTO
Por último, Hugo deja un mensaje para quienes enfrentan un problema con las adicciones: «El mal que está en la vida del adicto le hace pensar que va a salir por sus propios medios, pero no es posible. Como máximo los podrá dejar durante un año y después volverá. A mí me pasó. A esa persona le digo: “Andá a buscar la ayuda de Dios para que tu vida cambie”».
«A la señora que tiene un hijo adicto le diría que participe del tratamiento Los Vicios tienen Cura. Mi mamá lo hizo, a veces me iba a buscar para ir y yo me escondía detrás de la puerta de mi casa, con una pipa en la mano y no le atendía. Dejaba que ella fuera sola, pero valió la pena su esfuerzo», finaliza.
Él asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Corrientes 4070, Almagro.
«Tenía miedo de que me trajeran a mi hijo muerto»
«Luché por Hugo, aunque él no quería saber nada. Me prometía ir a las reuniones, lo pasaba a buscar, pero no me abría la puerta. Le pedía a Dios por él, porque tenía miedo de que me trajeran a mi hijo muerto. A veces quería bajar los brazos, pero Dios me daba las fuerzas. Hoy él está transformado».
Elsa, mamá de Hugo
Para ponerles fin a los vicios, iniciá el tratamiento gratuito, el domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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