Combatir la envidia no es una tarea fácil. Muchos, por no contar con la protección adecuada han fracasado en el intento. El rey David fue víctima de la envidia, al punto de preguntar: “¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre, tratando todos vosotros de aplastarle como pared desplomada y como cerca derribada? Solamente consultan para arrojarle de su grandeza. Aman la mentira; con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón.”, (Salmos 62:3-4). Él sabía que buscaban destruirlo a él y a todo su reino, pero para mantenerse de pie ante las amenazas, eligió buscar la ayuda del Todopoderoso y así libró un combate espiritual contra la envidia, venciendo y siendo inmune a los ataques de aquellos que tenían ese sentimiento maligno y destructor.
En el Congreso para el Progreso estaremos una vez más librando una batalla espiritual para que usted sea libre de la envidia. Si usted percibe que su vida económica ha sufrido las consecuencias de la envidia de los demás, acérquese a participar este lunes a las 8, 10, 12, 16 o 20 h a Av. Corrientes 4070, Almagro.
Para ellos no existe la crisis
Daniel: “Hace muchos años que vine del interior del país, siempre trabajé muy duro, pero ganando muy poco. Viví en pensiones con baño compartido, lo más difícil que me tocó pasar fue dormir en el piso. Conocí el Congreso para el Progreso, empecé a perseverar, a hacer desafíos con Dios y cambié de trabajo. Luego me independicé, abrí mi negocio propio, compré mi auto importado, edifiqué mi casa y hace muy poco le compré una casa a mi mamá”.
Carmen: “Llegué al Congreso para el Progreso en la ruina total. No tenía ni para comer. Tuve tres negocios, los perdí por recurrir a lugares equivocados a buscar ayuda. Mi esposo, siendo profesional, tenía que trabajar de cualquier cosa porque no conseguía empleo en su área.
Siendo fiel a Dios las puertas se abrieron, mi esposo consiguió trabajo, conquistamos una casa para mi hija, también un local para consultorios, compramos dos autos 0 km y una camioneta importada”.
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