Un incendio terrible comenzó en el horizonte de la sabana africana. Las llamas esparcidas por el viento, fueron formando un círculo. Este debía ser abandonado, antes de que se cerrara y matara a todos los que se encontraran dentro.
Los animales en tierra nunca antes habían enfrentado una situación tan peligrosa. Estaban alborotados, corrían de un lugar para el otro. En medio del caos, querían defenderse y los más grandes lastimaban a los pequeños.
Parecía que pocos se salvarían. Necesitaban a alguien con una visión amplia de la sabana, que los guiara con seguridad por el camino. Unidos y ayudándose, tendrían mejores oportunidades de salir de ese incendio horrible. Cuando estaban exhaustos, y sin esperanza, miraron y parecía que el círculo estaba a punto de cerrarse. Solo bastaba esperar que el fuego llegara, para que todos murieran. En ese instante de angustia, vieron el vuelo de una bandada de gansos liderados por uno de ellos en formación de “V”. Ellos luchaban contra las dificultades del calor del fuego y, con pocas probabilidades de sobrevivir. Incentivado por los gritos de sus compañeros que iban detrás, el ganso batía sus alas cada vez más fuerte, guiándolos fuera del círculo mortal. El que iba al frente no estaba ahí para exhibirse, sino que tenía una gran responsabilidad: el movimiento del aire que provoca la formación en “V” del grupo; al mover sus alas con empeño y fuerza, facilitaba en más del 70% el vuelo de los demás. Así se conducían, con coraje, venciendo la barrera del humo y del calor, conduciendo a los demás al camino de la salvación. Al verlo, los animales se dieron cuenta que había una solución y nombraron a la jirafa para guiarlos. A la cabeza, tendría que mantener sus ojos puestos en los gansos, y los demás la seguirían. Así encontraron la única salida y todos se salvaron. Sin embargo, aprendieron una gran lección: la unión de los gansos fue en verdad el secreto de un vuelo seguro, los que vienen detrás aprovechan el esfuerzo del que va al frente.
¿No fue eso lo que Jesús nos enseñó? Quien quiere ser el primero debe servir a los demás. Solo los ciegos por la vanidad del orgullo no entienden y prefieren volar solos.