“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Efesios 6:12
Estamos en una lucha constante, invisible pero real.
Ni podemos ni imaginar cómo los espíritus de las tinieblas traman contra nosotros, día y noche. Su intención es acabar con nuestra vida, trayéndole vergüenza al Nombre de Jesús y encima llevar nuestra alma al infierno.
Entonces, surgen situaciones inesperadas:
Problemas económicos, matrimonio, familia, salud…
O muchas veces sucede lo contrario, cosas que aparentemente son bendiciones, llenando el corazón de placer y alegría que nos hacen relajarnos en la fe y en la comunión con Dios. Todo eso termina siendo una estrategia del mal, para combatir contra nosotros.
Siendo así, ¿cómo podemos luchar contra eso?
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos…” Efesios 6: 13-18
Vale recordar que el diablo trabaja sutilmente y espera que estemos distraídos y débiles, para entonces atacarnos.
El Señor Jesús nos alertó:
“Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.” Lucas 21:36
Que Dios nos ayude.