Aprenda con la historia de Ester, y de otros héroes de la fe que fueron exitosos en tierra extranjera, algunos secretos de su éxito
Ester, además de ser inmigrante, era huérfana. Y como judía con su pueblo en tierra persa, era víctima de injusticia y maldad por parte de un hombre malvado llamado Amán, que odiaba al pueblo judío. El plan de Amán, que ya tenía hasta fecha marcada, era exterminar a todos los Judios de Persia.
Ningún pueblo inmigrante fue más discriminado, más odiado y más atacado que el pueblo judío. Y eso ya viene desde el principio de su existencia, incluso antes de ser una nación.
De hecho, los que son de Dios sufren de la misma manera, independientemente de su nacionalidad. El Señor Jesús dijo a sus seguidores que tuvieran por seguro que serían odiados por personas de todas las naciones. Pero, ¿cómo puede un pueblo odiado, perseguido y atacado por todos, y sin razón, permanecer en pie y seguir siendo exitoso? (Cualquier parecido con la Iglesia Universal, no es mera coincidencia …)
En la historia de Ester, y de otros héroes de la fe que fueron exitosos en tierra extraña, aprendemos algunos secretos de ese éxito:
La irrevocable e inquebrantable alianza con Dios – Dios tiene un compromiso con los que son Suyos. No importa cuál sea el arma forjada contra ellos, por quien sea, en cualquier país, bajo cualquier ley — no tendrá éxito. Dios es fiel con aquellos que tiene una alianza viva con Él.
“Juntadme a mis santos, los que han hecho conmigo pacto con sacrificio.” (Salmo 50.4,5)
El extremo coraje, osadía, y sacrificio de sus guerreros– Ester arriesgó su propia vida para salvar a su pueblo. Al principio, ella tuvo miedo, algo común también en otros héroes de la fe como Moisés, Gedeón, y Jeremías. Pero ella venció su miedo, se armó de coraje, y se lanzó para el todo o nada. Con su osadía, con ayuno, y sacrificio de la propia vida, intercedió ante el rey y salvó a su pueblo.
“Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunad por mí; no comáis ni bebáis por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco.” (Ester 4.16)
Su nacionalidad, la familia que tuvo o que no tuvo, y sus circunstancias pueden impedir su éxito si es un cobarde, no tiene un pacto con Dios, o ambas cosas.