¿Aceptar o entregar? ¿Cuántas veces usted ya aceptó a Jesús como su Señor y Salvador y no sucedió ningún cambio en su vida? El problema es que usted Lo aceptó, pero no se entregó. Aceptarlo o rechazarlo no hace ninguna diferencia, siempre y cuando no haya una entrega total. Cómo puede alguien aceptar a Jesús sin entregar su vida y, aun así, esperar una nueva vida.
Es imposible recibir una vida nueva sin renunciar a la vida actual. Es imposible tener dos vidas al mismo tiempo. Ser revestido del Espíritu Santo está sujeto a la entrega total e incondicional de nuestra vida, no basta con aceptarlo.
Ese es el motivo por el cual el Señor manda: Revestíos de toda la armadura de Dios. Toda la armadura de Dios es la plenitud de Dios, esto es Su Espíritu.
En el mismo contexto, agrega: Tomad toda la armadura de Dios, para revestirse o tomar posesión de toda la armadura de Dios es obligatorio entregar su vida al Señor Jesús.
El Espíritu de Dios es el Espíritu de la fe. La fe es la que nos hace nacer y ser del Espíritu. La fe hace posible que la persona de mal carácter se convierta en una nueva criatura, llena del Espíritu Santo. De cualquier manera, esa fe exige el sacrificio de la vida actual a cambio de la nueva vida ofrecida por el Señor.
Revestirse o tomar toda la armadura de Dios es una actitud puramente personal e intransferible de quien realmente quiere cambiar de vida.
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