Para el Altísimo, ¿qué diferencia tiene curar a alguien de SIDA o de una simple fiebre?
Respuesta: ¡Absolutamente ninguna!
Eso prueba que el problema de muchos enfermos y desahuciados por la medicina no es la enfermedad en sí. Entonces, ¿cuál sería el problema? ¡El olvido, la falta de memoria!
Dice el Texto Sagrado:
Jesús dijo: Quitad la piedra. Marta, hermana del que había muerto, Le dijo: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días que murió. Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:39-40
Exactamente dos días antes, el Señor Jesús les había dicho a Marta y a María que aquella enfermedad no era para muerte, sino para la gloria de Dios, con el fin de que el Hijo fuera por ella glorificado.
Poco antes de la resurrección de Lázaro, el Señor Jesús le había dicho a Marta que él iba a resurgir.
Pero Marta, a ejemplo de muchos, se olvidó de esa Promesa (Palabra) dada por el Propio Dios, de que aquella situación, por peor que fuera, iba a cambiar.
En los días de hoy no ha sido diferente. Delante de una palabra negativa, de un síntoma o de una evidencia, no son pocos aquellos que se olvidan de la Palabra empeñada por el Todopoderoso, como por ejemplo:
Porque Yo, el SEÑOR, Soy tu Sanador. Éxodo 15:26
Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores… Isaías 53:4
Porque Yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas —declara el SEÑOR… Jeremías 30:17
Para aquellos que están desinformados: mayor es la cantidad de testimonios que las enfermedades existentes en el mundo.
¡Y eso es irrefutable!