Quien sube a la balanza y no le gusta lo que ve, promete cambiar y llevar una vida más saludable a partir de ese momento. La promesa incluye “comer bien”, dejar de atacar la panera y olvidarse de las hamburguesas con papas fritas. En la lista aparecen también las caminatas semanales, pero las promesas no duran mucho tiempo. Y eso tiene un motivo.
Sentir pereza para ir al gimnasio y poner cara fea ante un plato de ensalada es algo recurrente para muchas mujeres, que prefieren el confort del sofá a dar una vuelta en el parque. Eligen la caja de bombones y fruncen el ceño ante una bebida saludable.
Frecuentemente, muchas mujeres dividen los alimentos en dos grupos: los sabrosos y no tanto. Las opciones sabrosas incluyen batidos, chocolates, facturas, sándwiches y todo lo que la categoría de comida rápida, grasas y carbohidratos es capaz de ofrecer.
Los alimentos “aburridos” están liderados por las legumbres, que nos insistían para que comiéramos cuando éramos chicas. También forman parte de este grupo las verduras, los cereales, los jugos naturales sin azúcar y la ensalada de frutas sin helado. El hecho es que muchas crecieron pensando que tener estos alimentos en la mesa era una especie de absurdo, algo demasiado pesado como para soportarlo.
Esa relación de amor y odio con los alimentos puede empeorar, porque una buena parte de las mujeres todavía se lanza a las dietas milagrosas que prometen dejarlas en forma.
Cambie de rumbo
No es correcto convivir con la idea de que los alimentos saludables son aburridos o que el ejercicio físico es una obligación.
Es necesario entender que la comida no es una recompensa o castigo. La práctica de la actividad física tampoco debe encararse como un drama.
Los ejercicios hacen bien, ayudan a la circulación, aumentan el nivel de neurotransmisores como la serotonina, ligada a la satisfacción y al bienestar, disminuyen el estrés y la ansiedad. También somos las mayores beneficiadas cuando cuidamos nuestra alimentación, con resultados como una piel más bonita, cabellos sedosos y envejecimiento retardado.
Vale recordar una palabra muy importante: equilibrio. Cuando se lo busca, muchas cosas cambian. La relación con su cuerpo es otra y la relación con usted misma se transforma.
Deje de pensar que mantener la salud es una tortura o un sufrimiento. Cuidarse tiene mucho más que ver con buenas elecciones y, por encima de todo, con la disciplina.
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