Dios deja claro que nuestros enemigos (lo que nos separa de Dios) deben ser derrotados (superados).
- Nuestros enemigos no son personas, sino situaciones, problemas, traumas, manías, soberbia, complejos, ansiedad, miedo e ingratitud, que se vuelven peores que los enemigos externos, porque están en el interior.
- Analizá conmigo lo que está escrito en Salmos, capítulo 8, versículo 2:
“Por boca de los infantes y de los niños de pecho has establecido Tu Fortaleza, por causa de Tus adversarios…”. Salmos 8:2
Dios establece Su Fortaleza cuando encuentra en nosotros pureza, sinceridad, confianza incondicional, sin malicia, como en los niños.
“… para hacer cesar al enemigo y al vengativo”. Salmos 8:2
Dios quiere hacer cesar a ese enemigo que está en tu interior y en tu exterior.
- Él quiere derrotar a tus enemigos y vengarse.
- La venganza de Dios es hacer que conquistes el doble de lo que perdiste, así como Job.
- Cuando Dios nos venga, no es haciéndoles mal a los que nos odian, nos persiguen y nos critican, sino dándonos el doble, solucionando el problema que no hemos podido resolver con nuestra capacidad y nuestros recursos humanos.
- Dios espera que de tu boca, de tus labios, salga fortaleza, clamor y adoración sincera.
Obispo Júlio Freitas