“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu.”
(Efesios 3:14-16)
Todos tienen problemas. No importa su religión o su situación espiritual. Aunque su problema involucre sentimientos, como el sentimental, que es el más común, solo hay una solución: recibir el Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo es la solución para cualquier problema; Él cambia su mente; Él cambia su corazón. Le da la fuerza para vencer y superar los traumas del pasado. El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, que actúa en nuestro interior y hace que se forme en nosotros un nuevo carácter al punto de que logremos sobrepasar todas las barreras, todas las dificultades. En todo lo que viene contra nosotros somos más que vencedores cuando tenemos el Espíritu de Dios.
Usted que leyó los libros de la trilogía “Nada Que Perder” y lloró junto a mí, vio las luchas que enfrentamos, vio que prácticamente llegamos al infierno. Pero, ¿por qué logramos salir ilesos? A causa del Espíritu Santo. Es Él quien nos da fuerzas y condiciones para vencer los problemas que vienen contra nosotros, cualesquiera que sean. Usted que está gimiendo y quiere realizar sus sueños, usted que quiere vivir una nueva vida, todo eso se resuelve con la presencia del Espíritu Santo. Él puede hacerlo libre.
El Espíritu Santo es la solución para restaurar la familia; el Espíritu Santo es la solución para una enfermedad incurable; el Espíritu Santo es la solución para todo tipo de problema. ¿Cómo recibirlo? Entréguese 100% a Él. Cuando coloca toda su fuerza en la búsqueda del Espíritu Santo, automáticamente el Espíritu de Dios viene sobre usted.
Busque con todas sus fuerzas el Espíritu Santo y tenga condiciones para vencer.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo