Poner en práctica lo que dice la Biblia
En el libro de Mateo 25:13-30, el Maestro les relató a Sus discípulos la “parábola de los talentos”.
El tema central de esta parábola es el trabajo. Es decir, quien recibe de parte de Dios el entendimiento de Su mensaje necesita compartir lo que recibió con otras personas. Además, es necesario, obviamente, practicar lo que se aprendió.
“Porque el Reino de los Cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.” Mateo 25:14-15
En otras palabras, Cristo desea que Sus seguidores aguarden con prudencia y paciencia Su venida mientras trabajan para Su Reino, que, en esta historia, está representada por el señor que se había ido lejos y que luego regresaría.
“Los talentos son recursos, cualidades, condiciones y habilidades concedidos por el Espíritu Santo a Sus siervos para que ellos los usen para Su servicio. En esta parábola, los talentos fueron distribuidos de acuerdo con la capacidad de cada siervo. Esta capacidad no significa aptitud, escolarización o inteligencia, sino valentía para asumir la fe, desprenderse de todo lo que posee y entregarse totalmente al trabajo de Salvación a los perdidos. Por lo tanto, quién se entrega más a ganar almas, más talentos recibirá del Espíritu Santo”, observa el obispo Edir Macedo en sus comentarios bíblicos.
¿Qué hacer con los talentos?
Todos nosotros recibimos esta responsabilidad del Señor Jesús. Cabe destacar que el hombre de esta parábola les dejó el encargo a sus siervos. De esta manera, la orden no es para todas las personas, sino para las que dicen pertenecer al Reino de Dios.
El siervo “bueno y fiel” con seguridad haría de todo para aprovechar al máximo los talentos que el Altísimo le confió. Vale la pena observar que este no es un fardo injusto que Dios colocó, porque cada uno fue evaluado según lo que podría ofrecer. Por ejemplo, un siervo devolvió 10 talentos y el otro devolvió 4, pero ambos multiplicaron las cantidades que habían recibido al principio.
El siervo malo y negligente
El que escondió su talento nos hace recordar a las personas que se apoyan en la “falta de tiempo”, en la “falta de recursos” o en la “falta de oportunidades” para no trabajar para el Creador. Porque ese siervo podría haber hecho algo con ese único talento que tenía. Era poco, pero era lo que estaba bajo su responsabilidad.
“El siervo malo y negligente no respondió a las expectativas de su señor. Él no actuó como sus dos compañeros porque tenía malos ojos hacia su señor. De ese modo, debido a su malicia, fue echado a las tinieblas. Eso muestra que el siervo malo no busca la gloria para Dios, sino para él mismo, pues es vanidoso, orgulloso y falso en el servir. Además, está más preocupado en agradar a los hombres que al Todopoderoso”, agrega el obispo Macedo.
Algún día se hará ajuste de cuentas
Hay un peligro respecto a esta parábola del Señor Jesús, el cual el apóstol Pablo advierte. En una de sus cartas, él pudo observar que hay personas que se cuestionan sobre la venida de Cristo, debido a Su aparente “demora”. Y, por este motivo, dejan de practicar el Mensaje.
“… sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de Su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.” 2 Pedro 3:3-4.
No obstante, el apóstol nos recuerda que en los días de Noé las personas también dudaban del diluvio y fueron tomadas por sorpresa.
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