Rabia. Bronca. Indignación. Eso es lo que sienten los usuarios del subte cada vez que llegan a las estaciones y se encuentran con que el servicio está suspendido por una medida de fuerza gremial. En los últimos meses, fue una constante y la gente se pregunta hasta cuándo el derecho que unos tienen a protestar interferirá con el que otros tienen de trabajar y transitar libremente por la ciudad.
En el caso de los subterráneos, alrededor de un millón de usuarios se vieron afectados por los paros rotativos, que afectaron a las seis líneas.
El pasado 23 de diciembre, la línea B no funcionó de 5 a 8 ; la H, de 8 a 11; la C, de 11 a 14; la D, de 14 a 17; la E, de 17 a 20, y la A, de 20 a 23.
La Panamericana, un clásico
Los cortes de calle también se hicieron sentir en los últimos meses del año, sobre todo los realizados en la autopista Panamericana durante la mañana, en plena hora pico.
En este caso, fue un grupo de trabajadores de la empresa autopartista Lear, que protestaban por el despido de 26 de sus compañeros. El conflicto provocó un sinfín de cortes en la Panamericana y, por consiguiente, un caos de tránsito en la zona, con filas de vehículos que superaban los 10 kilómetros de extensión.
Así, los que deben desplazarse para trabajar se encuentran con los que protestan porque no pueden hacer lo mismo y así se produce el caos.
En Aeroparque también se registraron medidas de fuerza que provocaron complicaciones a las miles de personas que se disponían a tomar un avión para volver a sus hogares o para visitar amigos y familiares en vísperas de las fiestas de fin de año.
Los trabajadores de la empresa LAN decidieron parar para reclamar mejoras salariales. Horas más tarde, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria para impedir que la medida de fuerza se llevara a cabo.
Un recuerdo doloroso
Uno de los casos más resonantes fue el de Raúl Lezcano. Él tiene 27 años y usa pierna ortopédica. Meses atrás, su pareja, embarazada de cuatro meses, comenzó a sentirse mal y a tener pérdidas, por lo que decidió llevarla al hospital. Al llegar al puente Avellaneda, que une ese partido bonaerense con la Ciudad de Buenos Aires, se encontró con el tránsito cortado por una protesta de trabajadores portuarios, quienes reclamaban que permitan cumplir tareas a trabajadores que se sumaron al gremio tras desafiliarse del Sindicato de Guincheros y Maquinistas de Grúas Móviles. Sin embargo, no pudo pasar y sufrió una brutal agresión de parte de los manifestantes, quienes lo bajaron de la moto, le robaron, lo golpearon y, no conformes con eso, lo arrojaron desde el puente, provocándole una importante herida en la cabeza y la destrucción de su pierna ortopédica.
“Tenía la mitad de la cabeza abierta”, contó su pareja, quien sufrió heridas en una de sus piernas. “No sé cómo calificar las acciones de esta gente. Actuaron como un grupo de barras bravas, de delincuentes”, declaró Walter, tío de Raúl. “Mi sobrino fue humillado y golpeado, le sacaron la billetera y cuando vieron que tenía una pierna ortopédica, también se la querían robar”, aseguró el hombre.
¿Hay que limitar la protesta?
El artículo 14 bis de la Constitución Nacional afirma: “Queda garantizado a los gremios concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga.”, mientras que el artículo 14 expresa: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.”.
Al leer estos artículos se puede comprender que los derechos reconocidos no pueden ejercerse de cualquier forma, debe haber un marco legal que sirva para contener el ejercicio de ese derecho.
Con la protesta social o gremial se genera un dilema, porque tanto el que protesta como el que circula por la calle tienen derecho a realizar su actividad. Por este motivo, se buscó que en durante año legislativo 2014 se apruebase una ley para contener y dar un marco regulatorio a este derecho consagrado por la Constitución Nacional.
“Existe la necesidad de generar mecanismos de peticiones, reclamos y ejercicios del legítimo derecho a la protesta de otra manera, sin afectar a terceros, generando condiciones para que tengan visibilidad, pero en un marco de razonabilidad y prudencia”, afirmó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
En general, la idea de dar un marco regulatorio a la protesta ha recibido apoyo de diferentes sectores, sin embargo, no se logró reglamentar la ley en 2014. Habrá que ver qué es lo que sucede en 2015 y estar atentos a las nuevas medidas de fuerza que complican a la mayoría.
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