El obispo Edir Macedo realizó, el último domingo 30 de septiembre, en el Cenáculo del Espíritu Santo de Santo Amaro, zona sur de la capital paulista, la reunión de las 9:30 de la mañana, cuando alertó a miles de personas presentes acerca del peligro del pensamiento religioso.
“Ese pensamiento religioso que dice que todos son hijos de Dios es mentira. Eso no es inteligente, pues no tiene sentido. Si todos son hijos de Dios, ¿qué vino a hacer Jesús aquí en la tierra? Él es el Salvador, y si todos son hijos de Dios, ¿a quién vino a salvar Él?”, cuestionó en el inicio de la reunión.
El obispo explicó que esas ideas solo hacen que las personas vivan engañadas, pensando que están haciendo lo correcto rumbo a la salvación eterna, cuando, al final, lo que les espera es el infierno. “Jesús vino a abrirle la puerta a quien está viviendo un infierno. Pero es usted quien tiene que pasar por ella, no espere que Él venga a cargarlo en brazos y trasladarlo a Su Reino. No, pues usted tiene libre albedrío para decidir lo que quiere”, destacó.
De acuerdo con el obispo, esa decisión no implica una elección de una religión o de una iglesia, pero refleja una elección de suma importancia para toda la vida. “Cuando tratamos de fe, tratamos de vida, no de religión, de Iglesia Universal, pero de vida con abundancia. Jesús vino a abrir la puerta para usted, pero si no quiere pasar, ¿qué podemos hacer?, indagó.
Quienes participaron también contaron con oraciones por la familia y por la vida espiritual, además de participar de la Santa Cena, ceremonia que ayuda al cristiano a acercarse a Dios y nacer de nuevo.
El Nuevo Nacimiento también fue abordado por el obispo durante el encuentro: “Una persona que bebe el Cáliz de Salvación es diferente de la persona que no lo bebe. Quien nace del Espíritu es diferente de quien no nace. Quien es hijo de Dios es diferente de quien no lo es. Existe una enorme diferencia entre uno y otro. Los hijos de Dios tienen una capacidad que va más allá que la de los hijos de este mundo, porque los de Dios piensan como Dios. Ellos tienen el ADN del Altísimo, y por eso deben tener éxito rotundo. Quien no es de Dios es inseguro, miedoso. Quien es hijo de Dios no tiene esos problemas.”
“El Señor de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado…”, (Isaías 14:24).
“En el fragmento bíblico, Dios no habla “como yo sentí”, sino “como yo pensé”. Ese es el carácter de Dios y de los que son hijos Suyos. Cuando la persona es nacida de Dios ella tiene una visión, una determinación, un carácter, sabe lo que quiere, no es miedosa, insegura, sabe adonde quiere llegar. Pero cuando la persona no tiene el Espíritu de Dios, vive en duda, tiene miedo del futuro, recelo del mañana. Y por eso la persona se queda parada, esperando que algo suceda, se queda esperando la suerte”, concluyó.