Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:6
La espiritualidad no es un show para ser exhibido en busca de aplauso. Claro que en encuentros públicos cuyo objetivo es la oración y la devoción a Dios, inevitablemente nuestros actos serán vistos. El problema no es ese, sino cuando nuestros actos de fe se convierten en nada más que teatro para impresionar a los demás. Dios no está buscando actores. Él busca personas sinceras.
Su habitación es un lugar de increíble poder. Allí, o en cualquier lugar lejos de los ojos de los demás, usted puede conversar con Dios. Derramar sobre Él sus ansiedades y miedos. Pedir dirección, Llorar. Sonreír. Presentar sus sueños y planes futuros. Arrepentirse de sus errores. Buscar fuerzas para continuar en la lucha y vencer.
Lamentablemente, no todos usan ese poder. Piensan que Dios ya sabe lo que necesitan, por eso no hay necesidad de orar. O dicen que no tienen tiempo o no tienen ganas. No saben lo que se pierden.
Un bello refrán cristiano dice: “Quien anda de rodillas no se tropieza.” Según este Pensamiento de Jesús, no solo no se tropieza sino que es recompensado públicamente.
Tal vez su vergüenza pública sea a causa de su orgullo de no curvarse y orar cuando está solo.
Aplicación: Practique la oración en secreto todos los días.
Si usted no tiene el hábito de pasar un tiempo con Dios diariamente, ¿qué se lo impide? ¿Cuáles son las excusas? ¿Por qué usted piensa que la oración en secreto tiene tanto valor para Dios y para usted?
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