De a poco, el pequeño Romeo Hadley (foto), con tan solo 3 años de edad, comienza a entender que no podrá correr más por la casa, con los amigos, o ponerse el pantalón del uniforme de su equipo favorito. Pero él aún no tiene la madurez para comprender la complejidad de una vida llena de limitaciones.
Romeo estaba en un comercio con los padres adoptivos cuando se quejó porque le dolían las piernas y no lograba caminar, además de que estaban rojas (fotos de abajo). Los padres lo llevaron inmediatamente al hospital. Él tenía una enfermedad extremamente extraña, llamada Púrpura Fulminans (Conocida como Púrpura trombocitopénica trombótica) – Es un trastorno que provoca la formación de coágulos de sangre en pequeños vasos sanguíneos alrededor del cuerpo. A medida que las plaquetas se agrupan en estos coágulos, hay menos cantidad de ellas disponibles en la sangre en otras partes del cuerpo para ayudar con la coagulación -, lo que llevó a amputarle las piernas 72 horas después de entrar en el hospital, en Cardiff, capital del de Gales, en Europa.
“Nos informaron los médicos que él tenía una enorme lucha en sus manos”, dijo la madre de Romeo, Kate Hadley, de 46 años. “Nos partió el corazón. Nosotros permanecimos en vigilia orando para que él al menos sobreviva”, contó una enfermera.
“Él siempre estaba corriendo por ahí, haciendo travesuras. Yo estaba tan preocupada con la reacción de Romeo. Cuando él estaba lúcido, después de que lo sedaron durante dos semanas, yo le conté lo que había sucedido. Al principio, él se quedó estático y no lograba mirar sus piernas, pero después de horas él estaba hablando y jugando”, contó Kate.
Después de la noticia, una de las primeras cosas que Romeo dije sorprendió a todos. Él sonrió y dijo “por lo menos no van a tener que cortarme las uñas del pie”, recordó Kate, que confirmó que eso era algo que él realmente detestaba hacer.
Después de casi 6 meses en el hospital y 36 operaciones y procedimientos, la sustitución de tejidos de piel artificial, Romeo recibió el alta y ahora está de vuelta en la casa con la familia.
La fuerza de Romeo es admirable. “Él ha sido un pequeño soldado, siempre tiene una sonrisa y un muy buen sentido del humor, a pesar de todo lo que pasó”, resaltó Kate.
“Él me pide sus medias, me mira y dice que está bromeando con nosotros”, contó el padre de Romeo, Jon Hadley, 43 años.
Lección de vida
La inocencia del pequeño Romeo trae una lección de vida valiosa y propone dos preguntas a las cuales debemos responder. La primera de ellas es: ¿Cómo reaccionamos delante de una mala noticia? La segunda: ¿tendremos la pureza de un niño?
Es fácil sonreír cuando todo sale bien en nuestras vidas, lo difícil es mantener la sonrisa aún cuando el corazón está hecho pedazos. Oír lo que no nos gusta es posible que duela, pero somos nosotros los que decidimos cómo reaccionar. Si vamos a permitir que eso, nos afecte o no.
Cuando poseemos la pureza de un niño, espiritualmente hablando, logramos mirar a las adversidades desde un ángulo diferente. No las vemos como algo que surgió para derrotarnos, sino para enseñarnos a supéralas. Ver más allá de los desafíos es tener una reacción contraria a lo previsible.
Recuerde que Dios tiene un propósito para todo. Aprenda a “hacer del limón una rica limonada” cuando la vida no le de flores.
“Todas las cosas hechas por el SEÑOR tienen su propio fin.” Proverbios 16:4
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