Muchas veces en la vida les exigimos a familiares y amigos un poco de atención o cariño que, por alguna circunstancia, dejaron de darnos. Pero, ¿lo retribuimos de la misma forma en que queremos recibir?
Una de las más bellas formas de demostración de amor está en ayudar al próximo sin recibir nada a cambio.
Recientemente, la actitud de amor de una niña cambió completamente la vida de una persona en situación de calle.
Al caminar con el padre por las calles de Victoria (ES), la niña vio al habitante en situación de calle y, al pasar por él, ella le preguntó a su padre qué podían hacer para ayudarlo:
“Padre, pobre hombre, hace mucho frío para dormir en la calle. ¿Vamos a tener valor de ir a casa, comer pizza caliente y dejarlo a él allí en la calle?” (Publicado por su padre en Facebook).
Conmovido con la actitud de su hija, el padre organizó un pedido de ayuda en las redes sociales y, después de conseguir algunas donaciones, las entregó al hombre y también a otras personas que necesitaban las donaciones. Una compañera del padre de la niña, conmovida con la historia, invitó al hombre a cenar con su familia y allí todos tuvieron una gran sorpresa: el dueño del restaurante contrató al joven en situación de calle.
Lo que dice la Biblia:
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.” (Marcos 12:30,31).
Un pequeño gesto cambia todo
Sin darse cuenta, la pequeña niña cumplió uno de los mayores mandamientos de Dios: “amar al prójimo como a ti mismo”. Si no fuese por el hecho solidario de querer ayudar, tal vez aquel joven seguiría viviendo en la calle y pidiendo ayuda a las personas.
El obispo Edir Macedo enseña que la bondad es una forma más de amor, y en mucho se asemeja a la benignidad:
“Aquel que es bueno nunca mira solamente para sí mismo, sino en dirección del otro, queriendo ayudarlo. Aunque esté afligido, quien es bueno continuará mirando siempre en la dirección del otro, del afligido, con la intención de brindarle ayuda.”
Trate de pensar en la cantidad de personas que forman parte de su vida y en las actitudes que usted puede tener para hacer su rutina más feliz. No importa si son sus familiares, amigos o incluso personas extrañas. Cuando usted le hace bien a alguien, rápidamente ve cuántas cosas puede hacer para que los otros sean más felices, sintiendo más amor por el prójimo y también alegría por haberlo ayudado.
Si usted desea ayudar al prójimo, forme parte de uno de los grupos de la Universal. ¿No sabe cómo? Busque una Universal más cercana a su casa e infórmese con el pastor u obispo responsable.
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