La palabra “Carnaval” proviene del latín, una lengua antigua. Es la conjunción de las palabras “carne” y “valle”, que significa “adiós a la carne”, en libre traducción. Esta expresión surgió porque las personas, en el pasado, aprovecharon al máximo los placeres de la carne antes de que llegara al Miércoles de Ceniza. Por lo tanto, piense por un minuto: una fiesta que surgió de la idea de entregarse a los placeres de la carne, antes de que se agote el tiempo, ¿puede agradar a Dios?
Por eso, es muy común que en ese período del año, ocurran muchos accidentes automovilísticos, ocasionados por conductores ebrios. Además, se valora en gran manera a la sexualidad y a las traiciones sentimentales.
Muchas personas se pierden en los vicios y consumen grandes cantidades de drogas. También surgen discusiones y peleas de las cuales los involucrados, muchas veces, ni siquiera saben el motivo por el cual comenzaron.
Las personas están entregadas al presente, dicen que “el mañana le pertenece a Dios” y quieren “vivir el momento” intensamente. Es el período en el que “todo se permite”. Viven por las emociones y se envuelven en sentimientos.
Sin embargo, como el deseo del espíritu es opuesto al deseo de la carne, consecuentemente, estos placeres no agradan al Espíritu de Dios.
Como está escrito en la Biblia: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:17)
Estas personas desconocen el peligro que están desafiando. Hacen cosas que agradan a los espíritus malignos, y niegan la voluntad de Dios – es decir, están exponiendo su propia alma al infierno.
¿Y sí el “mañana” no existiese?
¿Y si su vida llegara a terminar en el momento en el que usted estuviese con las personas en la calle aprovechando “los valores de la carne”? ¿Cuál sería el destino de su alma? ¿Sería salvo por el Señor Jesús?
Lea a continuación la explicación sobre este tema:
“Ahora está el Carnaval, ahí está el Carnaval. Hay muchas personas que conocen la Palabra de Dios, que estarán allí, que se entregarán a la emoción del Carnaval, y cosecharán los frutos, ¡cosecharán los frutos! Porque todo lo que plantamos, cosechamos. ¿O usted cree que conociendo la Palabra de Dios, si se da una escapada, cree que el diablo lo pasará por alto? Porque el problema no es Dios, Dios no lo va a castigar, ¡Dios no lo castigará! ¡Puede ir allí! ¡Con Dios usted no tiene un problema! Usted va a tener un problema con el diablo. Ni siquiera la persona que dice: -‘Ah, voy a pecar un poco más y después recurro a la misericordia de Dios’. Mi amiga, mi amigo, para terminar, ponga una cosa en su mente, la misericordia de Dios no tiene fin, está escrito, pero usted tiene un fin, yo tengo un fin, Su misericordia es infinita, pero usted tiene fin. ¿Y si en aquel momento en el que usted estuviera viviendo en el pecado le llega su hora? ¿Si le llegara su hora?”
Por lo tanto, tenga cuidado con el camino que elige para su vida: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar…” (1 Pedro 5:8)
Durante el período de Carnaval, participe de las reuniones de la Universal. No les dé oportunidad a los espíritus malignos para que lo “devoren”. Busque la Presencia de Dios. Vea la dirección más cercana a su domicilio e invite a sus familiares y amigos a que participen con usted.
Si usted quiere comunicarse con nosotros, puede hacerlo llamando al 5252-4070.